18.9.07

Gabriela Gabelich

Hoy la primera en presentar fue Gabriela Gabelich.
Gaby llevó su computadora y a partir de allí empezó a comentarnos su trabajo, empezando por su paso por el grupo Rozarte, durante la década del ’90.
Es difícil pensar una producción individual después de haber participado de un grupo, donde éstas individualidades se disolvían en una obra grupal, donde se trabajaba pensando a partir de un grupo.
La década del noventa pareció sostener una tendencia de surgimiento de grupos, de creaciones grupales, para arribar, más hacia fin de siglo, en una tendencia de producción cada vez más individual.
Gaby planteó la disolución de Rozarte como un punto de inflexión, donde los artistas –ella en este caso- se enfrentaban a una cierta incapacidad para volver a producir individualmente. Uno genera lazos con sus compañeros, niveles de comunicación, los otros son referentes de nuestras propias ideas y proyectos, entonces el salto a una especie de vacío individual es decisivo y problemático. Sigue existiendo la necesidad de generar ese espacio de cooperación, de incentivos, de disparadores. De seguir sosteniendo al otro como potencia.
Ya en su etapa de trabajo individual, ella nos presenta “No me mientas”. En primera instancia debía presentarse en la semana del arte como publicidad en los colectivos, pero la frase “no me mientas” puede ser interpretada de diversos motivos, y esto derivó en la decisión de no incluir dicha obra, que finalmente circuló como montaje en postales.
Posteriormente, en Arteba Gabriela presenta su “no me mientas” en backlights que se iluminaban alternativamente, y luego finalmente la frase continuó circulando a modo de pins. “No me mientas” es un comodín perfecto. Se dirige a todos y puede partir desde todos.
Implícitamente, sumando el público a la obra. El “no me mientas” es arrojado por la artista y se carga de cada discurso individual que lo porte.
Luego de NMM, Gabriela presentó nuevamente backlights, pero que se remiten a la esfera del discurso sobre el arte. Seleccionando términos utilizados por diferentes críticos y artistas, aisló palabras, conectores, conceptos, minifrases, que pueden acomodarse a gusto y necesidad. Es cierto que esta obra puede recortar un público, pero también es cierto que aislando fragmentos del discurso artístico puede plantearnos claramente un mapa de las “tendencias” o términos más utilizados, casi como un manual de lo que “el arte contemporáneo debe contener”.
No puedo evitar pensar en el NMM, y le pregunto a gaby si esta obra tiene al menos un pequeño punto de partida en la sentencia anterior. Creo que no, pero también creo que sí.
Ella continuó buscando diferentes soportes para su discurso – sí, discurso, Gabriela maneja un discurso sobre su producción que ya es obra en sí , y el manejo de discurso ajeno también -, hasta llegar al mismo cuerpo humano.
El cuerpo es entonces soporte de la frase “los cuerpos no mienten”. Su cuerpo es soporte de esa frase tatuada, esa obra “estacional” como le dice ella, obra veraniega.
Y sí, de la necesidad del etenon diálogo parten dos tipos de diálogos: el diálogo con los artistas (dialogando sobre el discurso del arte) y el diálogo con todos (dialogando sobre la vida). Los dos diálogos que mantenía simultáneamente en Rozarte.

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