4.12.07

maria luisa y natalia


Nos sentamos en la mesa para ver el trabajo de María Luisa.
Luisa trabaja con los recuerdos. Recuerdos de personas, de lugares, de aromas. Pero no son recuerdos al azar, son evocaciones desde un lugar de afectividad.
Nos contaba que su anterior trabajo fue una proyección de diapositivas en su cocina, porque ella encuentra, en ese lugar tan íntimo y a su vez tan social, un lugar para desparramar olores y sensaciones, recuerdos y sobre todo, experiencias compartidas.
Ahora vemos un mantel, el mantel de su abuela. En Luisa cada elemento cuenta una historia personal y, mágicamente, una historia que permite que nos anclemos desde nuestra historia.
Porque la infancia suele ser un lugar retomado desde la nostalgia. Y la nostalgia, muchas veces, nos remite a un lugar de quietud. Lo que ella hace es invitar.
Que nuestros recuerdos dialoguen con los recuerdos de los demás.
En ese mantel, bordado a mano, emulando un mapa de la casa de su abuela, lleno de muñequitos, caminamos recordando cumpleaños, juegos, canciones. Porque todos –todos- nos reconocemos en ese intento de evocar con respeto, sin clichès, el momento fundante de nuestra propia memoria.
Así, algo que parece lúdico se transforma en un dispositivo simplísimo y quasi perfecto para jugar. El recuerdo simple se transformó en un tablero de colores y formas, como antes lo fueron los azulejos. Hay que saber buscar esos lugares cotidianos para desplegarnos, escaparle a las paredes, avanzar por los muebles. Como cuando, de chicos, no respetábamos esas paredes y las escribíamos sin parar. Eso.



Yo miraba de reojo que Natalia desplegaba su colección de vasos. Sus recortes de cajas de vasos con formas de vasos. Muchísimos. De todas las formas. Una repisa irrompible volcada en el piso. Y después, las formas “recuperadas” de los papeles picados. Encontrar el mensaje oculto que encierran mil papelitos encerrados en una bolsa. Y otra caja por acá, con recortes. Y allá, etiquetas de cindor. Y cajas. Y papeles. Natalia camina con su pasado-y futuro, en cajas. Ella sueña –por lo que veo- con la colección total. Una colección total que sea materia prima para generar otras cosas. Es como si ella pensase constantemente en un futuro. En una obra por hacerse. Entonces, el mientras tanto es el juntar. “archivo de potencias” había dicho Eduardo Molinari. Es lo que está haciendo Natalia.
Pero todo –todo- pasa aquí por la forma de archivar. Así su archivo no comienza a tragar su proyecto. Mauro le sugiere que no espere ese “momento mágico” para empezar a aplicar sus materiales. Ese momento tiene que surgir a la par de la colección. Así la colección traza su propio camino y, justamente, desemboca creando ese momento mágico.
Pensaba – y no me animé a proponer- en generar nuevas formas de archivar esos elementos. Lo observable, lo palpable, lo filmable, lo fotografiable. Que diferentes elementos de diferentes colecciones empiecen a convivir. Que esa convivencia cree, justamente, una nueva percepción de los mismos. Porque quizás la obra son esos mismos elementos, pero transformados por la mano de Natalia. Que en vez de archivo de potencias sea archivo de sugerencias. Y que funde nuevos objetos.

3.12.07

dario

Para su presentación, Darío nos trajo su colección de recortes.
Decir colección de recortes es decir un archivo de notas policiales, de revistas, de diarios, mechadas con una cuota de bizarrismo y de policial negro, mechadas con las anécdotas de la recolección, con las formas de asociación, con una escala de valor, con un poco de morbo.
Si bien su obra se centra en dibujos – calcos con carbónico de fotografías que ilustran las notas policiales- su otra obra es la narración.
No sé si se nutre de estas mismas noticias, pero poco a poco se mezcla con el lenguaje de lo que está representando. Sus dibujos flotan como flotan los casos resueltos – poquísimos-, son etéreos, son transparentes, como si quisiesen, en esa limpieza, purgar una culpa ajena que es atractiva, un culebrón que hay que simplificar para desentrañar.
Porque aquí hay culebrón. Hay culebrón en sostener el archivo, hay culebrón a la hora de narrarlo.
Nos detenemos todos a pasar páginas, observando fotografías –algunas in-mirables- a reconstruir el relato junto con él.
Porque, si nos detenemos, sus dibujos pueden pensarse como síntesis, como ir al nudo del conflicto, como volver al lugar del hecho.
Hace poco, en una muestra suya en la secretaría de cultura y mirando los trabajos, le comentaba lo fantástico que sería ver esos mismos dibujos en tamaños gigantescos, en vidrios, que nos invadan y que a su vez, sean etéreos y tras-pasables, que se expandan.
Porque si bien condensan, disparan una historia. Como un fotograma. Sabemos que hay un principio, que hay, más adelante, un desenlace. Pero aquí nadie mejor que Darío para completar la historia. Con sus manos o con sus palabras.

cecilia y mónica



En el día de hoy ví por primera vez las presentaciones de Cecilia y de Mónica. Si bien ya estamos en la segunda vuelta, me perdí las primeras.
Cecilia Orso viene de Córdoba. Frecuenta el taller como todos nosotros, cada quince días. Ella tiene un proyecto llamado “los patios”, qué consistió, en una primera instancia, en armar un patio “colectivo” en Casa13, en Córdoba Capital. El requisito era que cada persona llevara una planta, que luego formarían parte del staff permanente del patio. Hasta aquí, lo que yo sabía.


Hoy Cecilia trajo unos dibujos. Son dibujos de plantas, o más bien orgánicos, de diferentes tamaños, trabajados con diferentes materiales, todos muy coloridos. Fibras, fibrones, crayones, muchos colores flúo, muchas capas. Enredaderas de colores, pensaba yo, dispuestos azarosamente sobre la mesa. Algunos de ellos estaban embolsados –terminados?- , como parte de un inventario personal de plantas, que forman, a su vez, un jardín dispuesto sobre la mesa. Collage de especies de plantas.
No son los patios y los jardines collages?
Los dibujos completan las hojas, no dejan un respiro al blanco, casi. Como si fuesen pequeños fragmentos de algo más grande, extensible. Mosaicos vegetales.
Casi hermanas de los “mosaicos vegetales”, las pinturas de las diferentes plantas que Cecilia entregó en mano como parte de su proyecto en el patio en La Punta, en Tucumán.
Aquí la propuesta fue llevar cada uno una planta, nuevamente, pero dando a conocer qué tipo de planta llevaría. Así, ella preparó, para cada participante, una pintura, que fue entregada a modo de intercambio. Un collage diferente, un collage en el aire?
En esta devolución, se generó un intercambio afectivo, casi casi un proyecto compartido, todos participando de la obra, todos en ella. Y se generó, también, otra forma de mostrar: casi mostrando en situación, jugando con una sorpresa, jugando con un premio que era la pintura, la planta, el encuentro y el momento. Porque, en muchos casos, vamos entendiendo que lo más importante en una obra es, justamente, lo que no se ve, sino lo que se crea.

Siguió con su presentación Mónica.
Mónica es fotógrafa, y hace tres años viene trabajando con “Feria de Vanidades” en la muestra colectiva de fotografía.
Feria de Vanidades consiste en generar autorretratos; auto, justamente, porque ella emplaza el dispositivo –la cámara- para permitir que cada participante se retrate, según la propuesta. Fueron pies, fueron culos, fueron ombligos.
A su vez, Mónica registra la situación de la producción. Charlando con ella, creo que comenzó a pensar su propio trabajo como obra, ya que fue generando inconscientemente la necesidad de documentarla como tal. Ya no son solamente las fotografías de los retratados, sino que está ella, fuertemente, recorriendo la obra, apuntalando(nos), en silencio, preguntas: cómo nos ven los demás? cómo quiero que me vean?
Se desnudan los retratados y se desnuda el prototipo: lo que vemos es lo que hay, vemos el proceso del trabajo y la evolución del proyecto y la resultante –lo que se muestra- es lo que la obra es: ese gran todo.



Mientras miraba las poses de las personas, las fotografías, las caras, recordaba esas máquinas de fotos - carnets automáticas, donde por monedas uno se autorretrata.
Y
entonces, la fotógrafa, aquí? La máquina?
Por primera vez, Mónica se anima a pensarse como autora, le decía, donde se permite cuestionar, poco a poco, no el elemento fotográfico, o la imagen, sino la capacidad de recepción y de producción de la misma, generando preguntas. A nosotros y a ella.
Aquí aparece, y de manera muy natural, la experiencia del Levante como espacio habilitador del discurso. Porque Mónica está aquí para pensar en su obra, o dejar de pensarla. Está aquí para dialogar, y para perderse claro.

(agujero temporal, hoy)


29.11.07

fernanda

Siguió la presentación Fernanda Parada.
Fernanda es la residente chilena, que se quedó con nosotros un mes, compartiendo parte de su estadía con Andrea y Fabhio.
Nos hizo una pequeña retrospectiva de su obra –ella todavía asiste a la facultad- así que vimos algunos trabajos prácticos que fue desarrollando: una instalación hecha con hielos que se iban derritiendo, y una serie de videos.
Hay un elemento predominante: el agua.
El agua con todos sus matices y todas sus posibilidades: los distintos estados, la incidencia de la luz, y sobre todo, la posibilidad del reflejo.
De la incidencia lumínica Fernanda toma los colores y juega con ellos.
En varios de los videos, se detiene a filmar el proceso del movimiento acuático, agua corriente pero en recipientes, mientras va jugando con la incidencia de tintas de colores, y la velocidad con la que estas interactúan con el agua, para volverse una sustancia de color.
Los espejos. Los espejos de agua. Fernanda filma y se registra a ella misma reflejada en el agua, en el recipiente. Es su forma de participar en la obra? Podría ser un elemento molesto, pero no lo es. Es delicado que ella se acerque físicamente a su materia, porque ella quiere ser ese agua. Entonces genera el reflejo. Genera el recurso que le permite ser obra en su obra. Porque es la primer instancia del autorretrato.
Los siguientes videos son eso: ella, agua, colores, situaciones.
Todos encierran su cuota lúdica y su cuota sensual: jugando con líquidos y con materiales, tiñendo el agua con frutas, por ejemplo, en el momento de contacto más íntimo y real con el agua.
Al jugar con la cámara, acercando y alejando, los elementos se vuelven irreconocibles, flotamos. Ella deja de ser, también.





Me parece muy interesante la vuelta al autorretrato, porque es un autorretrato en situación y mediado: es decir, indirecto. Ella se presenta casi por descarte, como si no lo pudiese evitar.
Fernanda – y también Andrea y Fabhio – instauraron en El Levante una problemática diferente del autorretrato, algo que creo no se había planteado antes entre nosotros.
Porque, nos acercan, sin quererlo quizás, a pensarnos contemporáneamente.
Con Fabhio charlamos sobre gran hermano, con Fernanda sobre los fotologs, los egologs, películas como Tarnation, por ejemplo.
Fer me contaba, además, el proyecto de “Narciso”. Pensaba quizás que el agua de sus trabajos es casi un tul, una malla necesaria para evitar una sobreexposición.
Y eso le quitaba crudeza a su ponerse ahí, un ponerse ahí tímido en un momento histórico, super – yoico (y no superyoico, sino todo lo contrario), donde la forma de poner el cuerpo define nuestro discurso: ella está por tirarse al agua, y romper el propio reflejo. Para serlo.

28.11.07

el texto de la corredora

¿Como se conocen las cosas? ¿Desde que punto las conocemos?
Conocer el terreno es lo primero que quiere un arquitecto al hacer una obra.
Como es la sala de exposiciones, pregunta el artista ante su muestra.
Como es el? .Alto , bajo, flaco, colorado, morocho? Y ella?
Como esta la cancha Hay barro ? . El pasto esta alto? .Pregunta el futbolista.
Pareciera que queremos conocer determinadas facetas de algo antes de actuar.

Y otra vez yo hinchando con el punto de vista de las cosas de cómo se ven y se conocen las cosas.

Correré en Chicago mi sexta maratón de 42,195km.
Como es Chicago? . Me pregunto. Que veré , que hay allá a mitad de carrera o en el km 30…?
Un chileno me escribe un mail, preguntando si Chicago tiene subidas en alguna parte del recorrido…..Quiere conocer. No nos conocemos, pero queremos conocer sobre lo mismo.

Corro…y siempre de tanto pasar por el mismo lado para controlar el kilometraje que corro, termino conociendo el terreno…ahora viene la panadería, tengo que doblar a la izquierda, cruzo porque aun no han arreglado el pozo….ahora Pellegrini…todavía no limpiaron esta caca de perro…? .Parque Urquiza , está el señor que limpia autos…ya llega el agua, ahí esta el bebedero…Av .de la Libertad…se caerá una viga desde lo alto…?
Y así conozco el terreno. O un cuerpo. U otra cosa….
Conocemos lugares, espacios por diferentes motivos…como los conocemos…?.¿Como llegamos al conocimiento…?.¿De que clase se trata este conocer, para que conocemos…?.
Tal vez sean preguntas muy tontas y seguro hay miles de respuestas.

Patricio me pidió que actuara sobre dos de sus papeles cuadriculados.
En uno hice de memoria el recorrido con el que entreno, en el que corro casi todos los días. Desde casa hasta La Florida.
En el otro, el recorrido de la maratón de Chicago. Que lio. Tuve que mirar el recorrido de la página de la maratón en Internet. Ver para donde dobla el circuito acá o allá.
No se nada de un circuito y se todo del otro.
Pero los dos son para correr, cosa que conozco de que se trata, distancias que conozco, tambien.

Conozco y no conozco.

Yo quiero conocer determinadas calles de Chicago. Voy a correr sobre ellas!

Correré en otro lugar una distancia que ya conozco…otra vez puedo decir que conozco esa distancia por haberla repetido varias veces.
Correr no es solo correr.
En ese conocer descubro estratos. Capas.
Las calles, las distancias, la comida, el entrenamiento, los pensamientos que ocurren mientras se corre…la temperatura, la ropa.
Sin embargo casi todas esas cosas no se ven…casi seguro se sienten o se presienten.
Cerrito se transforma en Michigan.
La largada es la puerta de mi casa!
Rosario es Chicago .Y tal vez Chicago sea Rosario.
EL Norte será Sur.
Y el Oeste tal vez sea igual, pero en otro hemisferio.
Serán otras calles que corridas suman el kilometraje conocido.
No conozco las calles de Chicago.
No veré los silos del Macro que me dicen que por ahí paso a mas o menos 38 0 41 minutos desde que salgo de casa.
¿Qué habrá a los 38 minutos de la largada allá en Chicago?
El cuerpo va cargado de carbohidratos acá y allá.
Para correr acá y allá hay que comer.
Las calles, el paño donde se corre, es el sinónimo del la cancha de fútbol.
El lugar donde pasan cosas, bajo determinadas reglas.
Recorridos imprevistos de pelota y jugadores sobre el paño verde de la cancha de fútbol.
En cambio, en la maratón, todos vamos por el mismo lugar y dirección.
Linealidad ordenada de antemano.

42,195 km en Rosario, Buenos Aires, Chicago: la misma distancia en distintos lugares.
Conozco Rosario, pero no Chicago. A Buenos Aires la corrí dos veces!
Calles vistas de arriba, por acá doblo, por acá voy al Sur, por acá será la mitad de la distancia, desde acá se verá esto o aquello.
Conocer el terreno sin estar…se puede esto?
Fotos de la computadora de cada km .Chicago en el Google earth.
La comida como sinónimo de nafta.
Para llegar a la línea de largada vivo otra maratón: las visas, el viaje, el ahorro de dinero. Otros estratos. Otras capas.
Más fotos. Chicago desde arriba. Fotos de la intersección de dos calles.
Observo que todos dicen ante muchas actividades y la falta de tiempo…”y corrí de acá para allá”…”vivo corriendo”.Yo si corro!
Marcas. Acá doblare. Acá iré para el Sur. Detalles.
El entrenamiento, el día a día para correr. El gimnasio.
Fotocopias de mi diario de correr.
Cuanto mide una milla? Una milla aprendí que son 1,610 km.
Millas y KMs. KMs y millas.
Yo se donde tomar agua acá en Rosario cuando entreno sola. Allá, habrá puestos de hidratación atestados de corredores.
Los kilómetros o millas claves. 10 km -21km - 30 km - 40km
Que humedad. El sol esta bravo. Hace un frío bárbaro. El clima.
Los pensamientos en el km 34. Mas o menos lo se porque ya lo experimente…pero allá ? .Será igual…o me voy a distraer?
Estratos y capas de momentos, pensamientos, experiencias, conocidas y por conocer. Un verdadero collage.
Todo relacionado entre si, para intentar conocer lo desconocido sin estar.
Una verdadera obsesión.
Desde un punto de vista, claro.

Mabel

mabel y ana, parte dos














Seguimos en la segunda vuelta y le toca el turno a Mabel.
Previo a esta presentación, ella envió “el texto de la corredora”, donde, de alguna forma, explica sus recorridos, y se hace una gran gran pregunta: como conocemos?
Yo diría que el texto es perfecto para acompañar su presentación de hoy.
Mabel va a correr la maratón de Chicago, y esto implicó para ella una preparación mucho más detallada, estudiada, casi casi una receta médica.
Porque, desplegado en la mesa, el mapa de su diario, el mapa de sus tiempos, de sus paisajes, de sus calorías, de su peso, de sus pensamientos. Paralela a la preparación física, aparece la preparación del “papeleo”. Formularios por llenar, fechas, correr con fechas

y trámites, siempre correr. Correr sobre la mesa con los dibujos y las palabras, acompañarla en el trayecto.
Mabel trabajó también conjuntamente con Patricio: él le hizo la propuesta de intervenir dos cuadrículas –como las que viene trabajando- una a la manera del plano de Chicago, otra a la manera de Rosario. Porque, la gran preocupación: Mabel desconoce Chicago, entonces hay que recrearla, objetivamente. Acá no vale inventar: hay que trazar las calles, y sobre todo, imaginar un recorrido. Imaginar lo que se conocerá. Traducir a millas, soñar las botellas de agua, calcular los puntos más altos y más bajos del rendimiento.
Capas y más capas, de información, de experiencias, de aire, de calles, de pies.





Vemos un video donde ella, trabajando con google earth, armó un recorrido “simulado”, como un viaje en auto de las calles de la maratón, y con la dificultad agregada de tener que pensar en millas, de reacomodar toda una rutina de trabajo, de acomodar el cuerpo a nuevas distancias, donde (casi) todo es posible.
Patricio menciona “Cosmópolis”, de Don Delillo, como experiencia de un diario de un día en una ciudad.
Ella se enfrenta a su propia idea: la idea de aplicar un pasado –el diario, la preparación- a un futuro casi casi desconocido pero ya familiar: Chicago.
Entonces, cómo conocemos? Corriendo por y a través de las experiencias.

A Mabel siguió la segunda presentación de Ana.
Desplegó su rollo de 10 metros de dibujos – el papel cubierto por tickets – y dijo : “estos 10 metros no sirven, no se pueden mostrar, no son prolijos, se abren las junturas, se notan los pliegues”.
Yo creo que a Ana le gusta dibujar, más allá del resultado, es preciosista con las terminaciones, pero hay algo en ese gesto compulsivo del dibujar que va más allá de la factura. Es un ejercicio. Mabel corre, Ana dibuja, como si estuviese entrenando para otra instancia. No porque el trabajo lo denote, sino porque ella misma no se siente a gusto con los resultados.
En esos diez metros hay una voluntad narrativa que es impensable de otra forma.
Si bien se parece a un “caos narrativo”, nos está contando un proceso y un proyecto.
Empezó a trabajar en cuadernos. Cuadernos de hojas lisas, que contienen los dibujos y le dan, a su vez, entereza y orden. Creo que es un intento de orden, por la cantidad de personajes y variaciones que van apareciendo.
Más allá, desparramados ordenadamente, ella desplegó mil dibujos más de más y más personajes. Su idea es generarse un propio archivo de dibujos, por tipos, por colores, por historias. Algo así como una base posteriormente trasladable a otros soportes, como tener una base de datos.
Ana está armando su propio universo reconocible, por ella, por nosotros, por otros.
No es casual que desparrame sus imágenes por la calle, a modo de huella.








“tengo la intención de sentirme fotocopiadora”, dice, mientras miramos los monkeys, mientras pienso que es frase de la nena limalimón, mientras pienso que la nena limalimón es la excusa más perfecta para encontrar a la verdadera Ana, la que lleva sus dibujos de mano, como compañeros de carrera.

22.11.07

Justo Pastor Mellado



El siguiente invitado fue Justo Pastor Mellado. Justo vino desde Chile invitado por el Levante, pero además de compartir con nosotros un día de taller, dio una charla en la Facultad de Humanidades y Artes. Para esa oportunidad él preparo una exposición, donde, entre otros temas, hacía referencia a dos tipos de curadores –él, además de ser periodista, es curador, entre otras cosas, porque también lo hemos visto actuar en un video, posteriormente, jeje-, decía entonces: el curador de servicio y el curador de infraestructura. Siempre posicionándose desde Latinoamérica y con la propuesta de trazar nuevos mapas de lecturas de la historia del arte, por ser nosotros mismos parte de la “periferia”, la figura del curador se define entonces como crucial a la hora de trazar los recorridos que cuentan, justamente, la historia. Esta charla en la facultad dio –y da- para larguísimo, así que desde el taller mismo se armó un grupo “virtual” de discusión, en torno a este tema y a muchos más que fueron surgiendo (el grupo charlaycharla).
El viernes siguiente Justo se encontró con muchos de los chicos del taller, en donde cada uno le hizo conocer su obra, y justo ofició como “crítico”, o más bien, como “propositor”… Según supe después, Justo habla y habla y dice realmente todo lo que piensa, así que hubo más de un malherido a partir de sus palabras –malherido en los mejores términos, ya que muchos fueron capaces de separarse de la propia obra y repensarla a partir de las palabras de J.P.
Creo que el momento más rico fue el sábado, en el encuentro del taller.
Porque si bien se continuó con una serie de cuestiones que habían comenzado el jueves y el viernes, el sábado se habló muchísimo sobre la experiencia Levante.
Justo sostiene que la Universidad genera un contexto de ficción, de formación, pero que el mundo real, el de los intercambios reales, está afuera. El posicionaba al Levante como un lugar para la negociación con el espacio artístico real – “ustedes ya son artistas y deben comportarse como tales”, nos decía- , haciendo hincapié en que el espacio producido en el taller es un espacio real de circulación y de producción de lo artístico.
Él habló también del sistema de las habilitaciones, es decir, de cómo todo es reconocimiento, en primera instancia, por parte de los pares, y finalmente por el artista mismo. Porque, si estamos hablando de espacios de circulación de la producción y de la experiencia, no debemos, para nada, olvidar los dispositivos de la transmisión del saber sobre –y de- el arte: los pares son esos elementos de la cadena de no-ficción que hacen posible la transmisibilidad de la producción, y sobre todo, de la experiencia supuestamente “intransmisible”.

- cómo se puede pensar la “transmisibilidad” de una experiencia como el Levante para que no quede cerrado en sí mismo? (anoté por ahí)

Porque Justo decía, muy correctamente, que el taller es un dispositivo de transmisión, y debe reconocerse y cumplir ese rol como tal. Un espacio que alberga productores y que debe producir los dispositivos para que estos mismos productores no queden encerrados en el propio dispositivo, sino que el dispositivo debería ser la misma producción –del taller-.
Porque, de alguna forma, una obra aparece no cuando es creada, sino cuando es puesta dentro de un sistema de discusión – y relación - junto a sus pares obras, y eso es coyuntural.
El Levante, entonces, tendría que reconocerse como plataforma para lanzar – y crear- un otro mundo real que genere, a su vez, esta misma coyuntura del surgimiento. Porque así pueden entenderse las producciones: en contexto y en juego.

(y Justo me mata cuando lea este texto)

19.11.07

taller abierto andrea&fabhio

El jueves 16 de agosto fue el taller abierto de los residentes Andrea y Fabhio.
Fabhio dispuso diferentes televisores por el espacio de la residencia, mostrando algunos de los videos que realizó durante su estadía en Rosario (la cantidad de horas filmadas que tenía eran inabarcables). Uno en el ingreso, otro en el baño, otro en la habitación. Cada uno con un concepto diferente, pero que en realidad tenían una característica común: modificar el tiempo de la contemplación. Casi sin principio y fin, detenían el tiempo de una manera particular, o lo hacían pesado, denso, por no tener un desarrollo, sino más bien ser un seguimiento de imagen tras imagen, sólo sucediendo.

Andrea utilizó su habitación, la pared completa, llenándola de imágenes, de recortes, de telas, de transparencias, de frases, de recuerdos, de momentos. Andrea genera esa textura del secreto, del acallar una imagen sobre otra, de generarnos la voluntad de descubrir –el secreto, y las imágenes-. Aquí también se nos propone un tiempo personal para meterse en la obra, para manipular lo que queremos ver. El tiempo mismo nuestro decide que no veremos todo, sino que vemos lo que decidimos ver.
La habitación, silenciada, o con un leve murmullo, en contraste con los ruidos de los videos de Fabhio, contando historias contrapuestas, pero siempre hilvanes de experiencias comparti(das)bles.






Más tarde decidimos comprar unas pizzas, y bebidas, y nos quedamos extendiendo el taller, haciendo pesar el tiempo con las charlas, disfrutando los sillones.

10.11.07

eduardo y fabhio







Cerca del mediodía llegó Eduardo Basualdo. Él es de Capital Federal, frecuenta el taller más o menos con la misma regularidad que todos nosotros rosarinos (más o menos).
Si bien Eduardo ya habló de su trabajo en otra oportunidad junto con Laura Spivak, es la primera vez que hablamos específicamente de su obra. Y Eduardo llegó con varios interrogantes.
Primeramente, hay que destacar que él trabaja con obras-instalaciones, o sea, puestas quasi efímeras que se crean in situ, paisajes fantásticos poblados de seres fantásticos, juego de luces y sombras que modifican la percepción sobre los objetos, que permiten al espectador ver algo que no hay pero que él está creando a partir de lo que veremos (y no de lo que vemos).
Justamente por esta modalidad, él se peguntaba, entre otras cosas:
- si existe la posibilidad de trasladar la “obra original” a distintos formatos
- si existe la “obra ensayo”.
Esto último lo plantea a partir del traslado de su “obra” a una serie de dibujos que juegan, justamente, con luces que proyectan sombras.
Considero que Eduardo trabaja con una idea-proyecto que tiene la posibilidad de trasladarse a distintos formatos, y si su interrogante es si la obra puede ser ensayo, en su caso creo que sí, porque va formulando continuamente un universo de imágenes, que son un proyecto –quizás más proyecto que ensayo – que puede formularse a partir de diferentes inquietudes y tomar diferentes formas. (hoy Eduardo planteaba como él iba generando obras a partir de tener un espacio donde “mostrarlas”)
Él trabaja con elementos precarios, que con el uso de las luces genera otra lectura del material, trabajando con la ilusión y con nuestra propia imaginación, porque somos también nosotros los que formamos “lo que vemos”.
“No hay nada más sólido que la ilusión”, dijo Mauro, y al ver el trabajo de Eduardo la frase toma un sentido pleno: lo que vemos no es lo que hay, vemos lo que creemos (ver).




(menciono aparte el registro fotográfico de las obras: son una otra obra. Eduardo, si existe la posibilidad de trasladar. A la obra, y a nosotros. Veo las fotos como me acerco a ver los registros microscópicos de las bacterias de Luciana, fundan otro mundo que nos fascina. Si bien Luciana recorta y muestra ese mundo, Eduardo lo construye. Construye un mundo que no vemos.)


Después subimos a la residencia, era el turno de Fabhio. Fabhio es otro de los “extranjeros”, viene de Córdoba. Apenas llegó al taller comenzó a enviarnos sus informes, via mail, en donde él relataba impresiones, inquietudes, dudas, proyectos, observaciones, casi un diario de su estadía en la ciudad.
Nombro los informes porque reflejan su lógica y proyecto de trabajo, todo lo que Fabio hace o piensa lo documenta de manera compulsiva, y así fue su presentación. Una retrospectiva extensísima de sus trabajos en córdoba (y en otras ciudades también), que fueron quizás quitando fuerza a lo que fue su proyecto aquí en la ciudad, porque debió acotar para que, justamente, no se pierda la fuerza de la obra, a riesgo de no desarrollar el proyecto.
Fabhio va creando un archivo de su vida – artística –y lo va mostrando, como una acción, que dentro del contexto “ortodoxo” cordobés –donde la pintura ocupa un lugar fundamental dentro del círculo artístico- funciona como un punto de quiebre.
Lo suyo entonces se plantea como un recorrido teórico a partir del proceso, y de él como artista dentro del sistema del arte que quiere, de alguna manera formar parte pero evidenciando todos los procesos y decisiones que forman parte del mismo sistema. Sistema de producción del arte y sistema de selección del agregado que son las instituciones artísticas. Su rol es entonces no solo documentar esos vaivenes, sino ser carne de esos procesos, casi como un conejito de indias.
Y también se presenta él así en sus videos. Constantes vueltas sobre su imagen, el en proceso de video, él siendo materia del video.
Crea un alter ego – VIOTHO- y a partir de ahí desarrollará lo que él nombra como el libro de su vida. Unir pasado presente y futuro en una misma obra.
Y unir todos los procesos todos en la misma obra que es su vida.
Porque, quienes conocimos a Fabhio, podemos afirmar que él es puro rizoma: de ideas, de sentimientos, de imágenes, de situaciones. Esa es su metodología: ser lo que produce.

6.11.07

alejandra y andrea

Alejandra Noguera fue la primera en presentar en la segunda parte del año.
Yo no había visto su presentación anterior, así que era la primera vez que me enfrentaba con su trabajo.
Ella presentó unas fotos tomadas en una escuela bastante deteriorada en Máximo Paz, y luego una serie de fotos de frentes de casas abandonadas, también en Máximo Paz.
Máximo Paz es su lugar de proveniencia, y según ella nos contaba, la intención era poner en evidencia una especie de éxodo que se produjo en el pueblo, por cuestiones económicas hacia grandes ciudades como Rosario, y entonces esta especie de “vista fantasmal” de varios de los barrios.
En realidad, todos acordamos que había una falencia en el uso del recurso fotográfico, no por una cuestión técnica sino en el orden del discurso: es un trabajo que necesita constantemente apoyarse en las palabras de la autora, porque por sí solo no sostiene la intención. Una de las propuestas fue que recupere cierta dimensión “subjetiva”, que busque su visión de esas imágenes.
Porque nos enfrentamos a un vuelo de pájaro, en redondo, en un barrio desconocido, donde quizás nos pierde el no reconocer a la autora ni en el planteo ni a ella como habitante del lugar.
Ella hablaba constantemente de un vacío, cuando, al menos yo, nos topábamos con una idea de abandono enorme.

Después presentó Andrea. Ella es una de las residentes (de los “extranjeros” ;), vive en Tucumán.
El trabajo de Andrea es el silencio. Los secretos.
Quedé bastante impresionada por la suavidad y la frescura con la que hilvana sus ideas y sus imágenes, que acompaña perfectamente su tono de voz, sus gestos.
Ella nos hizo una especie de retrospectiva de su trabajo, empezando con unas imágenes de tiras de palabras, unas cintas transparentes completamente escritas y superpuestas, jugando con lo que se ve y lo que se oculta, como luego dirá ella “ensayo para la construcción de un secreto”. Qué se dice? Qué se oculta?
Una obra tiene mucho de secreto, mucho. Hay que develar, entrever.
De causar y generar una ilusión, de ocultar y mostrar simultáneamente, y sobre todo, de engañar.

Andrea viaja. Su mamá vive en Cutral Có y su papá en Tucumán, y eso la hace desplazarse constantemente, moverse.
Los movimientos generan imágenes. Imágenes que requieren un proceso de acompañamiento del espectador para leer ese desplazamiento, ese secreto del viaje eterno de Andrea.
“Recorridos acumulados”, el nombre, la propuesta de ese mundo experimentado a través de viajes, usando materiales y medios propios de los lugares, documentando, recolectando, capturando los sitios a partir de la utilización de distintos lenguajes que concuerden con cada distinto recorrido. Cada fragmento de lugar genera diferentes lecturas, y por ende, diferentes imágenes.
“Lo plástico le gana a lo conceptual”, dice Andrea. Y ahí aparece la mirada propia, ofreciendo su recorrido para que a su vez nos genere nuestro propio recorrido, paseando entre imágenes y luces y veladuras y sombras, entre relatos de un viaje que nos incita a movernos en la acumulación nuestros propios pasos.
Este trabajo por capas – de ella y nuestro- genera una construcción temporal de su puesta, de su viaje y de nuestra lectura, caminando la escenografía, efímera , para eternizarla como un archivo de nuestra mirada.

5.11.07

marcelo exposito

Desborde.
Producción de subjetividad.
Desborde del sujeto, o sujeto desbordado : cuerpo vibrátil

Estos fueron los conceptos que más me hicieron eco estos días.
El desborde porque se me hace evidente, constantemente.
Producción de subjetividad, también. Pero ojo.




Sábado: Marcelo Expósito se presentó el sábado en el levante. Su tercera visita a Rosario, la segunda vez que acudo a un encuentro. La presentación del sábado me resultó riquísima por un lado, confusa por otro.
Asistimos a un momento de “relajación”, un impasse, un período de asentamiento y revisión de ideas, conceptos y prácticas, a la par que revisionamos, justamente, los límites y los desbordes en lo que hace a la crítica (general) de las instituciones (en general). Reposo? No lo creo.
Al menos, no viendo el entusiasmo de marcelo. O puede el entusiasmo además ser una de las formas del “acomodamiento” de las ideas? Armamos un rompecabezas? Encontramos alguna respuesta?
Desborde. Fue, literalmente, un desborde de información nueva. De colectivos nuevos (al menos para mí). Esta cuestión me hizo pensar, sumado a una formulación de Marcelo el martes en el parque españa: siguen existiendo, como tales, el centro y la periferia? Sí y no, como diría él.
Sí en lo que a nueva información y actualizaciones se trata (aunque esto me detengo a pensarlo, considerando – y queriendo, deseando casi- que a partir de la existencia de internet no quedarían “rincones inexplorados”.

(“en un mundo unificado es imposible exiliarse”, decía De(s)bord)

Me adelanto nuevamente a Marcelo el martes: “el desconocimiento de algunas obras y autores permite nuevas codificaciones”. Exacto. No conviene, entonces, pensarnos, a nosotros “periferia”, como la alternativa a las lecturas ya hechas? Esto es un punto a favor. Lo pienso en voz alta, porque siempre tendemos a atacar negativamente este tipo de dicotomías. Vuelvo a pensar, no deberíamos aprovecharnos de esto?

Un punto extraño (que se dio el sábado y además los días del seminario) encierra el concepto de “construcción de subjetividad”. Porque me parece un concepto bastante complejo para no profundizarlo, para no cerciorarse que todos estén al tanto de él. Creo que puede ser un concepto amplio, y justamente, que encierre un punto de vista “subjetivo”.
Mi conclusión del día : la estética del desborde. Como propuesta.


Lunes: después del parque españa pensaba esto: las “obras” están ahí para tomarlas. Para armar nuestros propios recorridos de lectura. Esto es lo que más me interesa de las exposiciones de Marcelo: las “alternatividades”. Recuerdo por momentos la lógica de los Wu Ming, el decidir desde donde contar la historia, y el “develar”. Contar, por qué no, las otras historias.
Mientras se proyecta el video del Grup de Treball pienso “ una imagen de una marcha son todas las imágenes de las marchas”. Me parece que el problema aquí es mío, pero lo sigo pensando.
Poco a poco se destila la idea de la producción del sujeto espectador. Retomamos puntos del seminario del año pasado para armar esta idea. Acá es donde veo la genialidad de Marcelo: en el encontrar los puntos perdidos para armar la historia à que obviamente no es lineal.
Maldigo por lo bajo nuestra formación académica basada en “hits” de la historia del arte, en movimientos que derrocan uno a otro, porque nos condicionan. Por suerte existe el desborde.
Vuelvo a pensar en el sábado, cuando él nos dice que la pregunta “esto es arte?” es inútil, y vuelvo a la pregunta que formulé yo en el taller “por qué esto es arte?” y me siento una inútil. O no. Como hablaba con Graciela, son preguntas que hay que hacer para darnos cuenta que estamos equivocados, y que hay que hacer otra pregunta.

Sumado al desborde, otro concepto: contaminaciones. Coletazos.
Cuando habla de “conceptualismo” y de los diferentes momentos en que este se manifiesta, vuelvo a pensar en esta cuestión centro- periferia. Y aquí pienso en el modernismo brasilero, en el movimiento Antropófago. Otra punto a favor para la “periferia”.
Y aquí vuelvo al sábado. Se hablaba de momento de reflexión, de revisión.
Pienso que todas las corrientes artísticas fueron lanzadas al mundo. Para ser retomadas o descartadas. Quizas esa sea también la revisión, la revisión de todas juntas para evitar la lectura lineal e historicista. El conceptualismo es un buen ejemplo, el dadaísmo, el situacionismo.

“el cuadrado rojo sobre negro de Malevitch es igual al afiche de Silence=Death de Act Up”

“el Pabellón de El Lissitzky parece el almacén de Ne Pas Plier”

(notas mía en el cuaderno de apuntes)

Vuelvo al concepto “contrucción de subjetividad”. Marcelo hace un extenso desarrollo del proceso paulatino de introducción del público en la obra, del papel de éste, de que se convierte en parte del dispositivo mismo, y, que a su vez, se repite a sí mismo para reformularse en un movimiento paradójico.

“en el mismo movimiento que se critica cada vez más a la institución se da más lugar al público, a qué es ese público, casi como si ese público fuese “aliado” del artista” (otra nota mía, repensable).

Martes: este segundo día marcelo desarrolla al feminismo como movimiento de ruptura que se suma a otros movimientos surgidos en las décadas de los 60-70.
Ante la palabra feminismo no puedo dejar de pensar en el chiste fácil que siempre recuerdo de una película: “el feminismo es un invento machista que pretendía que la mujer se libere para así entregarse sexualmente más facilmente al hombre”...en fin.

Es muy interesante la variedad de los videos, porque trabajan desde un punto de vista femenino y no feminista, o sea, no lo entiendo (al menos yo) como manifestaciones anti-masculinas sino como un rescate de lo femenino desde su “otredad” (otredad en el buen sentido, otredad como otro punto de vista de la misma historia masculina y lineal).
El cuerpo femenino como formador de subjetividad, como desbordado, también aquí.
Igualmente, en el video de Carolee Sheeman encuentro una contradicción. Dentro del supuesto “no porno” hay elementos del porno, como ser el plano detalle de los órganos genitales. Aunque, claro está, dentro de un contexto atemporal, casi onírico, que quizas permite ese desborde más “experimental”.
Un momento aparte –y sublime- : el video de Sadie Benning.
Enseguida pienso en la construcción de la propia historia y del propio personaje, justamente, como decía Marcelo, sin la cuota trágica que hace su aparición en la adolescencia.
Enseguida pienso en el film Tarnation (de Jonathan Caouette, 2003). La cara trágica, el mostrarse desmesurado, desbordado, ansioso. Pienso aquí en los foto-egologs, y en la construcción artificiosa y a la vez vacía del propio yo. Y a su vez en el rescate del yo delante del otro.
Otra vez, el desborde. Como construcción y como plataforma.
Siempre se trata de fundar lugares para el desborde y el intercambio.

21.10.07

mimi y evangelina

Más tarde le tocó el turno a Mimi Zelicovich.
Mimi es algo así como una “encontradora”. Ella trabaja con retazos de telas que encuentra en ocntenedores. Creo que esta práctica comenzó azarosamente, pero luego fue tomando la forma de una práctica habitual, hasta hacerla una experta en residuos textiles, y en saber donde encontrarlos. Su tela “fetiche es el jean, porque es el que abunda, o porque es el más resistente, o por la dos cosas.
Ella deja hablar a su elemento. Muchas veces la forma misma del retazo le sugiere qué producir.
En este momento vimos su serie de “joyas”, trabajadas por láminas del mismo jean intercaladas por otros lienzos de colores, encoladas, enrolladas entre sí, jugando para ser otra cosa que no son. Aquí la mano de la artista y el material se entienden fantástico. Yo me imagino un diálogo plácido, unas palabras afectuosas entre sus manos y la tela, además los géneros son materiales suaves, y es natural que generen formas suaves y delicadas.
Hace poco mimi presentó una instalacion-mural en la galería del pasaje pam.
Allí, una vidriera estaba invadida por sus formas orgánicas, donde dejaban de jugar con la mano de mimi yempezaban a jugar entre ellas, generando una vista que se parecía bastante a una visión que podríamos obtener desde un microscopio. Enseguida lo asocié con el trabajo de luciana con sus bacterias, esa misma relación de afecto, de cariño, una simbiosis.
Vimos además formas sueltas, como si fuesen pedazos de utilería. Mimi construye así, pequeños elementos que luego darán lugar a otras formas, construye partes de partes.
Pero la verdadera joyita que nos mostró fue una foto bastante inusual que ella tomó en nueva york. Una foto de una sesión de fotos en plena calle de un morocho muy musculoso, una imagen entre bizarra y cómica.
Otra ves, la encontradora. Aunque no sabemos si mimi encontró la imagen, o la imagen la encontró a ella.

La última del día fue Evangelina Cipriani. Eva colgó sus pinturas, las de la serie “on canvas”, que había presentado previamente en macro emerge.
Con Ana decidimos, cual confiadas amigas, sentarnos en el chill out del levante, ya que “la obra la conocemos”...



(un regalo no es un objeto encontrado. Un regalo es una elección.
El artificio, el papel que lo envuelve, es arbitrario. Esconde algo en su interior. Su esencia es envolver.
Aquí, el regalo no develado.
El color del papel silenciado.
Utilizado en su extensión como punto de partida.
Y la voluntad de ennegrecerlo. Es más máscara que máscara.
Intervenir e invertir la esencia de lo lúdico. Dar para quitar. Pero al final dar.
Es cosa seria.
Decidir callar el secreto del contenido del papel. Engañar.
Ofrecerse sólo para su contemplación.
El juego no es abrirlo, el juego es el del autor.
Nos permite ver ese pequeño camino que lo guió sobre la obra.
Caminar libremente por un sendero predeterminado. Huella sobre huella. Y extendernos (se) en ella.
La pintura es un engaño, me decía eva.
Ella nos engaña con estos falsos regalos.
No es trompe l’oeil. Es el gesto puro de ofrecer lo falso. Para que deje de ser falso.)

Este texto fue el que en su momento escribí para Evangelina, para la citada macro emerge.

Una vez que Eva terminó su exposición, habló del proyecto que generamos ella, yo, ana y juan angel szama, la proto-editorial patty hearst, y de empezar a trabajar conjuntamente con ana en la edición de su fanzine “almacén de baratijas”. Ahí empezamos a intervenir en la charla, y creo que lo más interesante de todo esto es que fue un proyecto que empezó a gestarse a partir de pensarnos en un taller, de encontrar proyectos o inquietudes comunes, y de ver como, realmente, se puede pensar y construir colectivamente.

18.9.07

Gabriela Muzzio y Luciana

Hoy cocinamos Evangelina y yo. Se nos ocurrió hacer un risotto, nos llevó bastante tiempo.
Entre tanto ir y venir a la olla, presencié a medias la presentación de Gabriela Muzzio.
Gabriela es fotógrafa, y su propuesta inicial para el taller me pareció muy interesante: ella quería lograr llevar a las telas – a las prendas de vestir, en realidad – imágenes que remitieran a frases tales como “tengo un nudo en la garganta”, “tengo una piedra en el estómago”, “tengo una espina en el corazón”. Esto sería posible a partir de trabajar con diferentes saustancias y líquidos reveladores –Gabriela maneja muy bien toda esta cuestión bien alquimística que es el laboratorio fotográfico- y hoy vimos uno de los intentos.
Primero vimos algunas fotografías de su trabajo “abrazos”, que constaba de fotografías en blanco y negro que retrataban, justamente, abrazos, miles formas de abrazos, mil maneras de abrazarse.
Ella decía algo muy importante, que en nuestra supuesta madurez, cuando algo es repetitivo empieza a perder sentido, y entonces su intención aquí era revertir esta tendencia: repetir hasta que cobre sentido en vez de perderlo, como en nuestra infancia.
Luego vimos su serie “semilla”, donde sucede lo contrario que con abrazos.
Si en abrazos ganaba la simpleza del gesto, se reconocía automáticamente y remitía a los abrazos y gestos amorosos almacenados en nuestra memoria, en semilla no logramos reconocer de que se trata. La abstracción no nos permite un anclaje, entonces las formas se disparan.
Yo iba y venía entre abrazo y semilla, pen
sándolas como un todo, como que un abrazo desde cerca se torna abstracto y puede ser todos los abrazos. Semilla de abrazos.





Después de la presentación almorzamos. Casi casi nos quedamos cortas con el arroz, hubo que hacer un poco de magia pero finalmente alcanzó. Por primera vez almorzamos en la parte delantera del Levante, jugando al pub inglés.

Después de almorzar vimos el trabajo de Luciana. Ella es biotecnóloga y trabaja con bacterias. A partir de la observación de las bacterias –ella maneja una específica, pero empezó a jugar un poco con todas – empezó a fotografiar y posteriormente a “pintar” y “dibujar” con los distintos resultados que iban generando los cultivos. El resultado es apasionante, quedamos todos como niños mirando esas imágenes que podrían ser de Saturno y en realidad quizás pertenecen a un cultivo generado en agua estancada.
Pensaba, mientras quedaba estupefacta, cómo, y siguiendo la línea del discurso ya planteada esta mañana en la presentación de Gabriela Gabelich, estas obras tienen su discurso interno. Porque cuando Luciana nos cuenta, lo hace en términos científicos, entonces experimentamos la sensación que podría experimentar una persona no habituada a los términos artísticos cuando se encuentra frente a una obra de arte que requiera este tipo de manejo del discurso. O quizás, cuando no entendemos, todo es maravilloso e inexplicable.
Luego Luciana comentó como continuaría su proyecto. Está buscando la manera de hacer más “amable” la idea preconcebida que tenemos de las bacterias, y a su vez más accesible el manejo del discurso científico y tecnológico. Y en realidad la bacteria misma ya requiere su propia presentación: desparramarse.

Gabriela Gabelich

Hoy la primera en presentar fue Gabriela Gabelich.
Gaby llevó su computadora y a partir de allí empezó a comentarnos su trabajo, empezando por su paso por el grupo Rozarte, durante la década del ’90.
Es difícil pensar una producción individual después de haber participado de un grupo, donde éstas individualidades se disolvían en una obra grupal, donde se trabajaba pensando a partir de un grupo.
La década del noventa pareció sostener una tendencia de surgimiento de grupos, de creaciones grupales, para arribar, más hacia fin de siglo, en una tendencia de producción cada vez más individual.
Gaby planteó la disolución de Rozarte como un punto de inflexión, donde los artistas –ella en este caso- se enfrentaban a una cierta incapacidad para volver a producir individualmente. Uno genera lazos con sus compañeros, niveles de comunicación, los otros son referentes de nuestras propias ideas y proyectos, entonces el salto a una especie de vacío individual es decisivo y problemático. Sigue existiendo la necesidad de generar ese espacio de cooperación, de incentivos, de disparadores. De seguir sosteniendo al otro como potencia.
Ya en su etapa de trabajo individual, ella nos presenta “No me mientas”. En primera instancia debía presentarse en la semana del arte como publicidad en los colectivos, pero la frase “no me mientas” puede ser interpretada de diversos motivos, y esto derivó en la decisión de no incluir dicha obra, que finalmente circuló como montaje en postales.
Posteriormente, en Arteba Gabriela presenta su “no me mientas” en backlights que se iluminaban alternativamente, y luego finalmente la frase continuó circulando a modo de pins. “No me mientas” es un comodín perfecto. Se dirige a todos y puede partir desde todos.
Implícitamente, sumando el público a la obra. El “no me mientas” es arrojado por la artista y se carga de cada discurso individual que lo porte.
Luego de NMM, Gabriela presentó nuevamente backlights, pero que se remiten a la esfera del discurso sobre el arte. Seleccionando términos utilizados por diferentes críticos y artistas, aisló palabras, conectores, conceptos, minifrases, que pueden acomodarse a gusto y necesidad. Es cierto que esta obra puede recortar un público, pero también es cierto que aislando fragmentos del discurso artístico puede plantearnos claramente un mapa de las “tendencias” o términos más utilizados, casi como un manual de lo que “el arte contemporáneo debe contener”.
No puedo evitar pensar en el NMM, y le pregunto a gaby si esta obra tiene al menos un pequeño punto de partida en la sentencia anterior. Creo que no, pero también creo que sí.
Ella continuó buscando diferentes soportes para su discurso – sí, discurso, Gabriela maneja un discurso sobre su producción que ya es obra en sí , y el manejo de discurso ajeno también -, hasta llegar al mismo cuerpo humano.
El cuerpo es entonces soporte de la frase “los cuerpos no mienten”. Su cuerpo es soporte de esa frase tatuada, esa obra “estacional” como le dice ella, obra veraniega.
Y sí, de la necesidad del etenon diálogo parten dos tipos de diálogos: el diálogo con los artistas (dialogando sobre el discurso del arte) y el diálogo con todos (dialogando sobre la vida). Los dos diálogos que mantenía simultáneamente en Rozarte.

9.9.07

Fernanda Laguna

La segunda invitada del año fue Fernanda Laguna.
Yo pensaba encontrarme con una persona más grande, pero resultó ser que Fernanda es casi una nena.
Antes del encuentro Luján nos había mandado unos textos suyos, bastante coloquiales, aniñados también, con ese toque del “cualquier cosa” que ella posteriormente utilizará para referirse de su obra.
Fernanda creó –junto a dos amigas más- el espacio Belleza y Felicidad en Capital Federal. Este espacio se caracterizó por otorgarle un nuevo “estatuto” a las obras de arte, por modificar, en cierta manera, la forma en que el arte se muestra y circula, por otorgarle una frescura al acartonamiento al que estamos acostumbrados en este circuito bastante convencional.
Ella nos hizo una retrospectiva de su vida –no de su trabajo- comenzando casi por su niñez, sus escuelas, sus experiencias. Vimos fotografías de sus trabajos, vimos algunas ediciones que circulan por el espacio de ByF, todo acompañado de una espontaneidad bastante contagiosa, de la que se desprendía, además, una idea de “precariedad” (pero aquí presentada como valor, como posibilidad, como punto de partida para el hacer).
Por momentos, esta precariedad puede parecer chocante, porque parecería que el camino recorrido fue bastante azaroso, que lo grande del espacio que creó la excedía (esto último
Fernanda lo comentó, casi con tristeza, pero también como una etapa a superar), pero toda la charla es una mezcla de pruebas y errores, de probar porque parece que es por acá, o de una intuición de cómo hacer determinadas cosas, y fundamentalmente, de un deseo increíble de “no creer” que lo que uno hace es tan importante.
Fernanda dijo algo fundamental: “los nuevos medios, las nuevas tecnologías, son la gente y las relaciones que entre ellos se generan”.
Esta frase tan simple contiene la idea exacta del trabajo en el arte:
el taller del levante es casi una fuente de conocimiento inmaterial, donde nos relacionamos y producimos pensamiento a través de las obras individuales.

Después de almorzar, cada uno se presentó y comentó brevemente cuál era su proyecto individual en El Levante. En la sobremesa llegó Mariela Scafati, que es compañera de Fernanda en el espacio ByF y además integra el Taller Popular de Serigrafía (TPS), además de las dos haber trabajado en la creación de la “editorial” Eloísa Cartonera.
Una vez terminado el encuentro, algunos fuimos con Fernanda al bar de la esquina y continuamos charlando. Fernanda perdió su billetera y ahí comenzó una peripecia de llamadas telefónicas, idas y vueltas. hasta que la encontramos, obviamente, en el baúl del auto de Luján.

1.9.07





El jueves 31 de mayo fue el taller abierto de Ilana y Mark.
Ilana montó sus dibujos en la planta baja, en el escenario, y en el centro dispuso una maqueta que simulaba una ciudad –manipulada y programada por ella- y “amenzada” por unos insectos enormes!
Claro, Ilana presenció toda la invasión de mosquitos a la rosarina, y se fue sorprendida por la fauna que nos acecha.
Mark presentó sus trabajos en la residencia, diferentes esctructuras hechas con algunos materiales reciclados como latas, imanes, restos de pc, e iluminó el techo de su habitación como si fuese un cielo estrellado maravilloso.
Compartimos unos tragos y continuamos la presentación en un comedor de la vuelta. Para sorpresa de todos – de algunos no, en realidad-, la pizza traía una cucaracha (una tensión nueva para el trabajo de Ilana) Pensaba esta misma noche que el taller también es esto, los encuentros afectivos que generamos por fuera de los sábados, un espacio que se expande y nos hace parte de una experiencia mucho más grande.






28.8.07




Hola Magalí:
Siento no haberte contestado antes, pero quería tener un rato calmo para dialogar y eso me hizo no tener en cuenta tu necesidad de una respuesta rápida que sentía me estabas pidiendo
Tu nuevo texto instala nuevas preguntas y nuevas dudas pero también apunta a deseos dejados de lado que quieren hacerse oir.
Tu necesidad de una formación teórica que avale una práctica "práctica" creo que es válida y necesaria y hay veces que una se vuelve más importante que la otra .Esta dicotomía creo que pasa porque el medio ( el contexto, la Facultad?), hacen pesar esta diferenciación en cuanto a la especificidad. y la presentan como compartimentos estancos. Desde hace un tiempo he encontrado fertil tratar de no hacer separaciones entre lo teórico y lo práctico y que si bien no es lo mismo ambas prácticas se relacionan y retroalimentan y desde ese punto de vista, las dos son producciones, las dos son "obras", las dos son prácticas Son obras de "arte"? No lo se y trato de que no me perturbe este no saber.
Es tan aleatorio, depende de tantas circunstancias, a veces azarosas, que el medio lo reconozca como "obras de arte" que creo es lo que menos interesa.
A lo largo de muchos años he tenido la posibilidad de ver como cambiaban los paradigmas, los conceptos, las valoraciones sobre las obras y sobre lo que se considera arte. El sistema intenta codificar, fetichizar, normatizar y decir lo que hay que producir y cómo y para ello el mercado utiliza la legitimación y la fama, el brillo y el prestigio. Pero todo cambia muy rápidamente y el sistema impone buscar sangre nueva y producciones nuevas a partir de las condiciones que establecen las relaciones de poder desde las instituciones. La obra es acogida por la institución separada de las condiciones que le dieron origen y de las vivencias de los que estuvieron involucrados en ellas
Me parece importante el última párrafo de tu texto nuevo donde dices de tu necesidad de apartarte del concepto de crítica que sientes caduco y de la necesidad de dejar aflorar esas imágenes que generan imágenes junto a la aparición de tus propias imágenes para que dialoguen con las demás. Todas estas reflexiones que estás haciendo y que se están dando en el seno del taller me llenan de alegría porque permiten percibir que se comienza a generar un contexto, un clima, donde aparecen estos cliks en la panza de los que hablas que creo no son otra cosa que permitirnos ser vulnerables, permitirnos sentir desde lo más profundo con una sensibilidad nueva (el cuerpo vibrátil del que habla Suely Rolnik quizás?) y nos producen un estado especial . Aprovechar estos momentos para producir desde nosotros mismos reflexiones críticas, ensayar pequeños espacios de autonomía (del sistema) donde nos cuestionemos sobre nuestras prácticas e intentemos nuevas formas de diálogo, de conversaciones y de producciones
Te envío como adjunto este texto sobre la crítica que me parce interesante ,Lo leíste? También el de Suely es interesante Entrá a la página de Brumaria y buscá en la publicación 7
Seguimos charlando
Un abrazo
Graciela



Hola graciela
Gracias por tu mail, quería contestarte después de haber leído el texto de Judith Butler.
Es cierto que hay deseos dejados de lado, y que reaparecen de las maneras más insólitas – o quizás no tanto-, y creo que por esto mi lectura del texto fue en un momento indicado.
Me quedó “haciendo ruido” –como diría Diego- lo que ella propone como límites, ya que es justamente un tema que me vengo planteando: los límites impuestos por el mismo sistema, por las diferentes disciplinas, por nosotros mismos, por los otros, por los tiempos, etc.
Y, justamente, una forma es desbordar el límite.
Creo que ella otorga una “especie” de forma de pensar en ese desborde, que sería a partir del fragmento o del recorte (o quizás es lo que hago yo, jajaja).
Me refiero específicamente cuando menciona a Nietszche y la idea de ficción: ese recorte sin origen y sin anclaje, por lo tanto, sin límites.
Esto lo llevé directamente al “cómo pensar las obras” –siempre con minúsculas, por favor-, a pensarlas entonces como recorte y ficción, como “ingobernables”, como inclasificables, sin límites más que los que le otorgan sus propias leyes de funcionamiento interno.
De aquí esa especie de rechazo que me genera la crítica tradicional, porque, como es muy cierto que la crítica es una disciplina que depende de las otras, por otra parte, y por esta vez, me gustaría hacer ese recorte, y poner a jugar esa voluntad de “ficcionar” que las obras requieren. Aquí se libera de ese límite.

Recordaba, también, el primer día en el taller, cuando me comentabas esa idea de hacer del taller una especie de “zona liberada”, que se rija por sus propias leyes, autónomamente.
Pensando todo lo anterior, eso se produce.
Se funda desde un recorte que parece perder su origen, que se arroja entonces, desbordando. Es ficción, con todas las posibilidades.
Porque, creo, lo que me sucedió, ese deseo de “volver a recortar”, parte de ese desborde pràctico y desborde teórico (que como vos muy bien decías “he encontrado fertil tratar de no hacer separaciones entre lo teórico y lo práctico “), y que en este mismo movimiento se escapa a la categorización y que por ende permite su propia autogestión, no yéndome aquí al campo específicamente económico, sino la autogestión pensada como un saber de base que nos recorre y que es transmisible desde la experiencia compartida.
Esto me hace pensar –ya no sé si cabe aquí, pero lo comento- en la forma en que aprendemos o nos formamos. Como ese recorte, cuando es “falso”, en vez de arrojar o desbordar, contiene, o sea, ata y deja de proponer.

Límite y desborde, entonces, del cuerpo también. Vos mencionabas el término “cuerpo vibrátil” del que habla Suely Rolnik. Yo pienso en ese instante fugaz de la mirada, ese apenas que acontece cuando se produce el diálogo y que me quita el sueño estos días.
Las obras me afectan instantáneamente, con palabras o con nuevas imágenes. Aquí también acuerdo con Eduardo Molinari, citando a la misma Suely, “recuperar la sensibilidad”. Pensé que una buena forma de manifestar esto sería, en su momento indicado, compartir mi “cuaderno de apuntes” con todos los integrantes, como una forma de devolución, como un pequeño espacio fundado a partir de los demás en mí.
Esto lo escribo para contestarte de forma más inmediata, quiero profundizar con el texto de Rolnik.
Si lo considerás interesante, podemos mantener este diálogo también en el yahoogroup del Taller.
Gracias ;)
Un abrazo
magalí


Hola Magalí,
Me parece que sería muy interesante mantener este diálogo en el grupo yahoo del Taller porque posibilitaría, habilitaría a otros a participar ya que creo que todas estas cuestiones nos afectan en mayor o menor medida y forman parte de preocupaciones o conflictos más o menos explícitos y concientes en nuestras producciones y hacer
Si te parece podemos subir ya estos diálogos

Te envío un texto de Brian Holmes donde replantea el tema de la crítica desde la perspectiva de la "extradisciplinariedad" Sus escrtios siempre me resultan muy estimulantes y enriquecedores para pensar las condiciones en que se desarrollan nuestras prácticas y la búsquedas de formas nuevas de resistencia hacia esas condiciones que nos son impuestas como límites
Creo que no hay forma de trabajo creativo que no refiera a la cuestión del límite, de hacerlo consciente, de desbordarlo y de intentar una actitud crítica y reflexiva acerca de la especificidad y del contexto donde se desarrolla
Esa "ficción" de la hablas para mí es también realidad
Me parece muy buena la propuesta de compartir tu cuaderno de apuntes y como bien dices "en su momento indicado" como una forma de devolución, como un pequeño espacio fundado a partir de los demás en mí. (también podría pensarse de qué manera )
Te lo envío así como está sin mucho tiempo para decir más cosas pero con ganas de seguir hablando
Abrazo
Graciela
Me quedé pensando mucho después de la presentación del sábado.
Una sensación de no haber hecho las preguntas correctas.
O quizás, no no-correctas, sino que son preguntas que me hago a mí misma.
A decir verdad, fue muy interesante notar que cada uno está bien convencido, que son preguntas que no –o ya no- se formulan; como decía Ana, las cosas son más simples, “uno hace y ya”.
Digo preguntas a mí misma quizás porque en algún momento, cuando todavía producía “plásticamente”, tuve la necesidad –quizás por la falta de- de una formación teórica un poco más profunda, que me llevó a repensar mi propia producción, y así ver que en ese momento me había enamorado de las palabras.
Este amor surgió a partir de una necesidad de “continuar” las obras de los demás.
Como bien decía Evangelina, las “capas”, el metalenguaje que quizás se agrega a la “obra” original.
Ya no sé si utilizar las palabras “arte”, “obra”, porque parecen enormes, como hace tiempo quise dejar de usar las palabras “teoría” y “crítica”, porque me parece que se despegan demasiado de una obra. Y ayer justamente me cuestioné eso.
Si de algo estoy segura es de que mi unión con el arte pasa por una necesidad de producción, y a su vez por una necesidad de “contemplación” y “participación” con las obras ajenas. Toda mi vida fue así.
Y me dí cuenta que puede existir la figura del “espectador-participante”, y me parece que me ubico allí. Esto pensaba ayer.
Y, como decía antes, ese despegarme de la tradicional “teoría y crítica” tiene que ver con una forma “afectiva” de involucrarme con las obras.
Esto lo noté cuando, en su momento, Evangelina me invitó a escribir sobre su obra.
Ella me hizo hablar. No de ella, sino de mí en ella. Y así, hacer aparecer otra-capa de su obra, que habla de ésta, pero a su vez no, sino que dialoga con la obra.
Hay momentos de “click”. Ese click, que yo lo siento en la panza, acontece cuando la obra se “abre” a mí, como si “entendiese un chiste”. Cuando aparece la posibilidad de “lo que yo le quiero decir”. Ese click es ese instante, esa fugacidad que a veces congela la normalidad del paso del tiempo. Y el tiempo siempre fue un gran tema para mí.
Hace poco retomé mi trabajo con la fotografía. De manera casual, volvió a mí.
El otro día, durante la presentación de Hernán, pensé en la posibilidad de que las imágenes generen imágenes. Por empatía, por necesidad.
Hace un tiempo volví a tener esa necesidad. Ese click en la panza, cuando caminaba por la calle con la cámara.
Pensé, otra vez, en la fugacidad de nuestro registro visual en la calle, el resto, lo que retenemos, los fragmentos, los detalles. Y comencé a fotografiar lo que llamé “los fragmentos que somos a los ojos de otros”.
Dónde depositamos las miradas? Qué vemos en los demás cuando los vemos sólo un instante?
Esta es mi pregunta nueva, la que me genera este otro lugar que es el taller.

Porque, por un lado está ese click instante que yo vuelco en el cuaderno, el diálogo inmediato con la producción de los otros. Despegado de toda crítica y teoría tradicional, dejando de lado esa distancia con las obras, esa insistente voluntad de generalización y clasificación y explicación, para mí ya caducas.
Y por otro lado, la imagen que me genera imagen, la reaparición de mis propias imágenes que quiero hacer dialogar con los demás.
Todo esto fue mi click del sábado.

diego, florencia, magalí

“hola a todos,
el próximo encuentro del Taller es este sábado 19 de Mayo en El Levante a las 11 de la mañana (cambio de horario sólo por esta vez).
En esta oportunidad nos visitan Gastón Duprat y Mariano Cohn. “

Ok. Este bendito sábado se suponía que venían Gastón Duprat y Mariano Cohn, pero no fue así, por razones personales no se presentaron, así que presentamos Diego Vergara, Florencia Rovere y yo.
Este sábado dio origen al nombre del blog, más adelante notarán por qué.

El primero en presentar fue Diego.
Diego dibuja de manera impresionante (y no me molesta ser terriblemente coloquial con este término).
Los primeros trabajos que vimos hoy fueron unos dibujos hechos en tinta china negra, de pequeño formato, que nos remiten quizás a imágenes de cuentos infantiles pero con un toque de absurdo.
Según él, se hablaba aquí de una “mala intención”, y efectivamente, en la presunción naif de la imagen se podía ver que había algo que no funcionaba, quiero decir, que no funcionaba de manera “benévola”, sino que algo extraño podía suceder.
Él trabaja mucho con imágenes de nuestra infancia, casi como un pequeño paraíso perdido lleno de tesoros por redescubrir.
Otro de los trabajos, también en pequeño formato, eran unas pinturas – casi fotografías – que giraban en torno a la temática de Woodstock. Aquí, vemos al hombre convivir pacifica e idealmente con la naturaleza, viviendo en comunidad y sin prejuicios. Otro paraíso visitable?
Todos parecen ser en Diego espacios utópicos. Todos. No siempre alegres, claro está. Hay un dejo de melancolía por una infancia perdida, por una sensación de bienestar, y esto se ve manifiesto en los dibujos antes citados, donde, casi metafóricamente, este revisitar la infancia no es justamente nada inocente, y en ese intento de recuperación de lo perdido no se vuelve al mismo lugar.
Desilusionados, casi. La mirada ya es adulta, en ese encuentro con el paraíso infantil. Es una mirada ya trabajada por los años, por el tiempo, con la conciencia –pero también con la voluntad implícita – de querer ese reencuentro, de desear traerlo incontaminado hacia aquí. Pero esto, como la utopía hippie de woodstock, permanece en el plano de la ilusión – que asumimos como tal.
Luego Diego despliega dos telas, en cada una de ellas hay pájaros, de diferentes especies, que conviven, también utópicamente, en un pequeño paraíso artificial.
Estas imágenes, tomadas de enciclopedias infantiles, por un lado se nos presentan distantes y justamente, artificiales en su gesto, ya que, en la realidad, estos son ecosistemas imposibles.
Pero hay diferencias entre una tela y otra. Las dos presentan una factura realista perfecta, pero en la primera, esta perfección encierra a esta escena en un hermetismo más “enciclopédico”, mientras en la segunda Diego se anima a jugar más con el gesto, casi reapropiándose de la imagen que previamente tomó prestada.
Siempre se trata de cre(c)er y no cre(c)er. Este supuesto absurdo (por la voluntad utópica, digo) a veces vuelve absurdo el absurdo mismo.

A Diego siguió María Florencia Rovere.
Frente a la compu, vimos un video de la presentación de su trabajo.
El tema (y casi TEMA, así con mayúsculas) de Florencia es el campo.
Pero no el campo como mera contemplación, como instancia árida, folclórica.
Ella reconoce el campo como propio, y se anima a recortar y a jugar con la visión del campo que nosotros, citadinos, tenemos.
El video es la presentación de estas escenas dentro de una tapera, dispuestas las pinturas en las paredes, interactuando con la estrucutra de la tapera y del campo mismo. El efecto que se produce es el de, justamente, recortar la inmensidad del campo en detalles manejables, casi portátiles, pero que a su vez no son fragmentos cerrados, sino que logran la continuación real con el entorno que representan. No es trompe l’oeil, porque cada imagen, en contexto, funciona como síntesis máxima que se dispara en diferentes direcciones.
A su vez, esta presentación sirvió como excusa para “desplazarse” realmente al campo, no encerrarlo, sino llevar al espectador a la cuna de las pinturas.
Desplazamiento, sí.
Florencia continuó la presentación mostrándonos a “la vaca”. Esta pintura acompañó a Florencia en el viaje que hizo al pueblo de sus abuelos a Italia –ella nos relató este viaje, todo lo que para ella significaba poder retornar a este lugar – y su afecto es el mismo afecto por el campo. Como si siempre hubiese estado allí.
Este proyecto “la vaca” consistió en “desplazarla” por todas las ciudades que ella visitó, fotografiándola junto a personas, monumentos, plazas, circulando esta “obra de arte” por espacios inusuales, descontextualizando este supuesto lugar que deben habitar las pinturas (las paredes?) y planteando un corrimiento de la mirada contemporánea sobre lo supuesto tradicional.
A su vez, la vaca sirvió como excusa para entablar contactos, y marcar, asimismo, su punto de referencia.
Increíblemente, la vaca explicitó, con una simpleza asombrosa, el diálogo implícito de la obra con el espectador.

Después de almorzar, me tocó el turno.
Ante la pregunta “por qué ustedes piensan que lo que hacen es arte”, dio inicio la primera sesión de la mesa vulnerables.
Como evidentemente yo hablaba, no tomé notas en este momento.
Hice una pequeña catarsis en un mail (que publico aquí arriba), y un diálogo maravilloso con Graciela en el que descubro el término –para mí- más importante y significativo del año:: el cuerpo vibrátil.
Aquí abajo, un link al blog de ana, que se encargó, al modo de la nenalimalimón, de documentar el asuntito:


http://nenalimalimon.wordpress.com/2007/05/21/el-sabado-fue-una-tarde-de-vulnerables/

23.8.07

Como todos saben, creo, una de las preguntas que me trajo hasta acá es la pregunta por la imagen artística, cómo esta se reconoce en un mundo de imágenes.
Y obviamente, la pregunta básica por el arte.
En este segundo día de presentación, noté que inconscientemente (o no) surgen conceptos o ideas que van relacionando las obras.
Entonces, poco a poco, la gran pregunta mía puede tomar otros matices, otras formas de responderse.
Creo, después de escucharlos, que un artista funda un mundo. Fundamental.
Funda un mundo y tiene que sostenerlo. Cómo lo sostiene? Lo sostiene con sentido.
(no quiero caer en Heidegger, pero es una referencia que se me aparece involuntariamente).
Este mundo fundado como obra participa a su vez de muchos mundos, generando un diáologo. Otra premisa para sostenerlo: la voluntad comunicacional y relacional.
Quiero pensarlo como una característica propia del arte, un mundo nuevo y con sentido, con capacidad de manifestarse de mil formas, en mil formas, hacia mil formas.
Fundando este mundo de sentido, el artista podría entonces señalar, marcar, crear, hacer ver, buscar. Porque lo que hace a la obra ya no es la imagen, sino la idea que se encuentra detrás, que sostiene.
Y aquí, también, la pregunta por la responsabilidad del artista. No son (o no son sólo) responsabilidades morales, sino responsabilidades de sentido, de compromiso con la propia obra, y con el respeto. Compromiso entonces de respeto hacia lo otro, hacia el espectador (lo seguimos llamando espectador, como si siguiese expectante, como si no participara?), considerándolo “capaz” de responder al sentido nuevo propuesto, a la responsabilidad de formar parte, también, de ese mundo.
Diálogo, entonces, entre uno y más. Conversación.
Manifestando aquí las múltiples formas que estas podrían tomar.
Cabe aquí, entonces, la pregunta por la autoría. Y la pregunta por el sentido puede ayudar, creo.
A modo de ejemplo, tomo la obra “Oesterheld”, de Analia.
Todos conocemos la obra, el stencil del eternauta, a escala humana. Y conocimos el planteo de Analía en cuanto no se mencionaba su nombre cuando su obra era citada en distintas publicaciones. Tema complejo, porque pareciera que el anonimato que otorga la calle (y que a veces es buscado, pero no creo que este sea el caso) anulara la persona del artista detrás.
Creo que lo fundamental aquí es preguntarse por el sentido mismo del eternauta como personaje, y la imposibilidad (quizás) de otorgarle un sentido nuevo por fuera de éste, aunque esto último haya sido (o no) intención de Ana. Este personaje necesitaba, a mi parecer, de un sentido “nuevo”, último, de público conocimiento como lo fue la obra misma. Y, si la obra en cuestión necesita de un soporte externo para sostenerse en su mundo, hay un problema comunicacional y relacional. No para ser entendido como manifestación artística, sino para ser entendido como una “otra obra” separada de su “original”.
Esto es simplemente una propuesta, para poder pensar realmente a la calle como lugar posible, y no como lugar homogeneizante.

19.8.07

analía

La tercera en presentar fue Analía Regué.
Con Analía me pasa algo parecido que con Ana, somos amigas, conozco su trabajo con anterioridad al Levante.
Analía nos hizo una especie de retrospectiva de su obra, que empieza con “Oesterheld”, el stencil con la figura del Eternauta, hecho a escala real, que ella fue “stencileando” en diferentes zonas de la ciudad, y luego en otras ciudades.
Todo este proceso está documentado fotográficamente, donde vemos como Ana logra que esta figura dialogue con entornos muy diferentes, y no por eso cambiando su significado de “aparición”.
Podemos considerar su trabajo como efímero (su lugar es la calle, el espacio público, donde tranquilamente alguien puede decidir “borrarlo” o, sencillamente, el paso del tiempo puede modificarlo, eliminarlo).
Aquí es donde surge una pregunta planteada por ella misma, que se refiere a “cómo mostrar esta obra dentro de una institución artística” (llegado el caso de tener que mostrarla).
Sirve aquí la documentación fotográfica del proceso? O esa voluntad de querer narrrala en un-otro-lugar le quita su esencia de ser obra en la calle? Funciona la obra de la misma manera? Esta obra, es obra de Analia?
La última pregunta es capciosa. Claro que es una obra de Analía. Pero no lo sabemos.
No sabemos ya que ella utiliza una imagen que no es suya, una imagen que pertenece al mundo de otro artista –Oesterheld-, y que ella pretende resignificar al llamarla como su autor y no como el personaje que es, y simultáneamente hacerla aparecer.
Yo aquí me preguntaba por la huella, por la impronta, ya que, el gesto de “traer nuevamente la imagen” es un gesto de Anita, pero no vemos su huella allí.
Luego de esta breve charla sobre la autoría (que no terminamos de desarrollar, lamentablemente, porque entre nosotros opinábamos cosas muy diferentes, y hubiese sido muy enriquecedor reflexionar sobre la idea del “autor”), ella nos muestra su última producción, que son los sticks (o calcos) de las boxeadoras.
De manera realista, ella dibuja y posteriormente fotocopia, en diferentes tamaños, escenas de lucha entre dos boxeadoras, o de a una, rescatando una idea diferente de lo femenino, desde la lucha, y desde una fuerza diferente que a “lo femenino” se le suele otorgar. En un paso posterior, fue adjuntando a estos primeros sticks otros de diferentes flores, de colores muy saturados, que acentúan quizás esta idea de rescate de cierta idea de lo femenino que quizás antes se escapaba un poco más.

Aquí es donde pienso que realmente funciona el gesto de la artista, porque aquí puedo ver su huella, su trabajo, su proceso.
Analía le otorgó un nombre al “stickear” :
stickboxing, y lo trabaja como un verdadero deporte, escribiendo un reglamento propio, a modo de reglamento deportivo, y jugando además con el significado de la palabra stick en inglés (pegar) y el doble significado de pegar en español: pegar y golpear.
Sin comparar las obras, creo que las boxeadoras llevan a un extremo mucho más interesante la idea del trabajo del artista en la calle, porque traslada su mundo propio al espacio público para hacerlo interactuar.
Además, a partir de la “creación” (o denominación) del stickboxing se ha creado un grupo mucho más numeroso de “stickeadores” que recorren las calles de la ciudad para contaminarla –en el más hermoso de los sentidos-de imágenes que le son totalemente ajenas, pero que permiten un intercambio simbólico que recién empieza, pero empieza con la fuerza de un stick.

14.8.07

pamela, hernán

La segunda presentación del año (la primera de mayo), empezó con el trabajo de Pamela Desjardins.
Ella hizo una especie de retrospectiva de su trabajo (todavía cursa en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Tucuman, en el Taller C, que ella se encargó de explicarnos que es el taller más “experimental”, dado que en Tucumán la tradición pictórica es muy fuerte, haciéndose fácilmente reconocible quien frecuenta este taller menos “académico”).

El trabajo de Pamela, entonces, es un trabajo fuertemente marcado por la presencia y el color de los materiales. Ella construye formas orgánicas, jugando, justamente, con la forma, el material, el color, y a su vez con la disposición de las mismas, ya que pueden ser de pequeño formato, acomodadas a modo de instalación, o extenderse por las paredes.


Algunos son elementos inflables, de colores brillantes, y están dispuestos de forma bastante "improvisada", negando casi su condición de objetos, como si no quisiesen serlo...acentuando el ser formas “de” materiales y no pretender ser otra cosa.

Hay un placer buscado y provocado en estos juegos de forma/color, alejándose quizás de la narración y manteniémdose en un puro presente de otorgar un placer visual de recorrerlos.




(la obra de la foto me parece que escapa un poco a la lógica de fabricar pequeños objetos y de jugar con el material. Acá, el material se sale de la forma, es puro material "informe" que se desplaza por otros elementos ya presentes)




Pamela habla y ella parece jugar con sus formas, evocando claramente y casi justificando una recuperación de lo lúdico con su trabajo.
(pero aquí pienso yo, esta recuperación de lo lúdico es muy difícil de transmitir desde la obra: una cosa es el entusiasmo que siente el artista y otra la resultante que después encontramos, creo que es todo un desafío evocar “el juego” desde un lugar adulto y con una cierta consciencia por los mismos límites que lo lúdico acarrea).

Surgen algunas preguntas, varias quizás, que nos llevan a pensar el límite o la resistencia que ofrece el juego estético: cuándo es obra y cuándo no? Quién es el autor aquí, y quién es el espectador, cuando uno trata de pensar una obra “abierta y participativa?.
Creo fuertemente que el trabajo de Pamela tiene un impacto muy diferente aquí que en Tucumán. Allí, su trabajo se planta de frente a esta tradición de pintura académica que ella nos contaba, demostrando cómo una obra adquiere una determinada fuerza en un contexto, y aquí –además de la situación misma de la presentación, donde no vemos reaemente la obra sino su registro- se pierde quizás un poco el sentido mismo y la fuerza inicial de la experimentación.

El segundo en presentar hoy fue Hernán Camoletto.
Hernán es docente de letras, y eso no puede ocultarlo. Es uno de los que más interviene comentando en el taller, me impresiono muchas veces cuando él aclara que no tiene formación en “artes”, ya que sus intervenciones, al menos para mí, no tienen desperdicio. Desde el primer día lo situé en ese lugar tan bien definido por los situacionistas como “amateur professionel”, porque me parece que su mirada un poco “descontaminada” de nuestra formación artística le permite lecturas diferentes y no convencionales, o al menos no tan categorizadas (como las mías, por ejemplo).
Lo primero que vemos de su trabajo es una serie de fotografías de fachadas de diferentes casas, donde Hernán juega con los recortes quitándoles su anclaje. Lo que vemos son techos o alturas, no vemos la base o los cimientos, y esta especie de abstracción que él realiza sobre un elemento cotidiano como ser una vista urbana, nos desestabiliza. Yo me siento diminuta y con mucho vértigo frente a estas fotos, como si no tuviesen sostén, entonces yo tampoco lo tengo ya.
Es muy interesante como desarrolla su presentación, porque este proceso que empieza con las fotografías se traslada directamente a sus dibujos.
Luego vemos una serie de fotos donde él invierte el sentido de los colores (donde habia sombras hay luz, y viceversa), llevando los volúmenes a planos en blanco y negro.
Introduce como único color el azul, explicándonos lo que para los poetas simbolistas franceses representaba (era el infinito?)

Esta serie de dibujos “planos” se transforma nuevamente en serie de volúmenes, acá juegan además las líneas rectas con las curvas. Producen una tensión bastante extraña, ya que uno no sabe si estas formas generadas se contraen o se expanden, otra vez nosotros perdiendo el anclaje inicial.

(ir extrañando la mirada hasta extrañar la línea misma) (anoté yo).

De esa serie anterior de dibujos (que muchos conocimos por fotolog, lástima que Hernán luego lo cerró), deviene otra donde los elementos son cada vez más limpios, más mínimos. Como si los elementos de la serie anterior fuesen “deconstruidos”, en el mismo movimiento los “extraña” y los hace evidentes, como tratando de alcanzar la estructura misma, develando el truco que los formaba en otra forma.

Todo el tiempo pensamos y hablamos del diálogo imposible, o de la verdad de los diálogos. La obra de Hernán se abre en un silencio que busca una palabra, pero esa palabra es indecible. Es incomunicable.
Es, simultáneamente otra vez, decir todo y permanecer en silencio.

(mis notas al pie:
*primero como espaectador extrañado, luego como productor “extrañante”.

*se puede evitar nutrirse de imágenes y una posterior devolución casi como necesidad?

*figura del artista / imagen genera otra imagen )



10.8.07

El primer invitado del año fue Eduardo Molinari.
Llegó y nos sentamos a escucharlo, mientras mostraba parte de su producción en la computadora. De entrada, sabíamos que era necesaria la presentación de las imágenes a través de la compu, pero que su trabajo iba mucho más allá de ello.
Ël basa su práctica artística en el caminar, en la construcción de la memoria, en las vueltas del lenguaje, pensando cómo no siempre las palabras dicen lo que dicen las imágenes, y animándose, quizás, a revertir o resaltar o trastocar o inventar lo que pensamos podría ser un documento.
Uno de los temas que surgió fue, a mi modo de ver, como tratar de construir una narración a partir de una experiencia, como hacer relato de lo no siempre transmisible (cosa que me pregunto, al menos yo, constantemente) y como aprovecharse de esa “historia lineal” ya digerida, para abrir allí brechas, nuevamente, trastocando, resaltando, o simplemente develando.
Todo el tiempo pensé en el colectivo Wu Ming, ya que ellos trabajan a partir de historias reales, metiendo sus propios personajes y contando sus propias historias, abriendo casi paréntesis en los períodos temporales trabajados.
Pensaba esto porque Eduardo nos mostró una serie de collages que realizó usando como “base” fotografías del Archivo General de la Nación, y partiendo de la base que arte, historia y política siempre están relacionadas, y cómo alterando algunos órdenes podemos quizas encontrar nuestros propios puntos de inflexión en “la historia”, arrojando una nueva historia.
En un momento Eduardo mencionó al artista Christian Boltansky, quien propone “sitios de encrucijada”, pensando en mundos –que fundamos- que se abren y se cierran, produciendo atemporalidades que permiten otro tipo de leyes que lo rigen, y a su vez, otro tipo de interpretaciones (el levante puede ser una de estas atemporalidades?).

A partir de trabajar con estas fotografías, él comenzó a hacer un archivo propio, que luego fue ampliando con imágenes y objetos difenretes, que fue recolectando.
Fundó lo que él llama el “Archivo Caminante”, un “archivo de potencias”, pensado desde un lugar donde los “objetos del pasado”, modificados o descontextualizados, pueden no modificar ese pasado de donde provienen, sino habilitar un nuevo conocimiento de ese pasado.
A partir de este archivo caminante, Eduardo empezó a construir sus propios documentos, apelando a la idea del falsificador, y, nuevamente pensando en la manipulación que se ejerce de la experiencia y de la historia para la construcción del relato (o de los relatos).
Con Gabriela Gabelich recordamos que en un momento hablamos de “archivos inútiles”, término inventado por gaby pero que yo le pedí de compartir, y mientras lo comentamos, nos dimos cuenta de que casi todos poseemos un archivo inútil, esperando ahí, como “archivo de potencias”. Sin querer, un arma en nuetras manos.

Eduardo habló también del Colectivo Situaciones y del concepto de investigación militante. (concepto que retomó en estos días Marcelo Expósito durante su presentación).
La investigación militante supone una investigación en inmanencia y en una suerte se continuum, de intervención directa, de participación real y no de mera investigación externa, estableciendo lazos amorosos con el entorno y con los otros.

Después de almorzar, Eduardo nos leyó un texto: “El andar como práctica estética”, de Francesco Careri, en el cual se describen los distintos modos del caminante, complemento fantástico para la presentación del sábado anterior, donde la ciudad formó parte del recorrido de las obras de la mañana, teniendo a la ciudad como modificadora y modificada.
Es posible, entonces, hacer los recortes en la historia para contar nuestras historias, el pasado, el presente, los objetos, las ciudades, el cuerpo como elementos y como disparadores.
Aquí aparece el nombre de Suely Rolnik y su texto “Geopolítica del rufián”, donde destaca Eduardo el concepto de “cuerpo vibrátil”, no ya el cuerpo anestesiado de la década pasada, sino el cuerpo sentido como brújula, atravesado y atravesador, por el otro, por el mundo, por los acontecimientos, el cuerpo como participante activo de todos estos procesos que nos definen, nos forman, nos relacionan unos con otros, y, por suerte, nos recuperan.

p.d.: elijo un link, entre tantos, a la obra de Eduardo.