28.8.07




Hola Magalí:
Siento no haberte contestado antes, pero quería tener un rato calmo para dialogar y eso me hizo no tener en cuenta tu necesidad de una respuesta rápida que sentía me estabas pidiendo
Tu nuevo texto instala nuevas preguntas y nuevas dudas pero también apunta a deseos dejados de lado que quieren hacerse oir.
Tu necesidad de una formación teórica que avale una práctica "práctica" creo que es válida y necesaria y hay veces que una se vuelve más importante que la otra .Esta dicotomía creo que pasa porque el medio ( el contexto, la Facultad?), hacen pesar esta diferenciación en cuanto a la especificidad. y la presentan como compartimentos estancos. Desde hace un tiempo he encontrado fertil tratar de no hacer separaciones entre lo teórico y lo práctico y que si bien no es lo mismo ambas prácticas se relacionan y retroalimentan y desde ese punto de vista, las dos son producciones, las dos son "obras", las dos son prácticas Son obras de "arte"? No lo se y trato de que no me perturbe este no saber.
Es tan aleatorio, depende de tantas circunstancias, a veces azarosas, que el medio lo reconozca como "obras de arte" que creo es lo que menos interesa.
A lo largo de muchos años he tenido la posibilidad de ver como cambiaban los paradigmas, los conceptos, las valoraciones sobre las obras y sobre lo que se considera arte. El sistema intenta codificar, fetichizar, normatizar y decir lo que hay que producir y cómo y para ello el mercado utiliza la legitimación y la fama, el brillo y el prestigio. Pero todo cambia muy rápidamente y el sistema impone buscar sangre nueva y producciones nuevas a partir de las condiciones que establecen las relaciones de poder desde las instituciones. La obra es acogida por la institución separada de las condiciones que le dieron origen y de las vivencias de los que estuvieron involucrados en ellas
Me parece importante el última párrafo de tu texto nuevo donde dices de tu necesidad de apartarte del concepto de crítica que sientes caduco y de la necesidad de dejar aflorar esas imágenes que generan imágenes junto a la aparición de tus propias imágenes para que dialoguen con las demás. Todas estas reflexiones que estás haciendo y que se están dando en el seno del taller me llenan de alegría porque permiten percibir que se comienza a generar un contexto, un clima, donde aparecen estos cliks en la panza de los que hablas que creo no son otra cosa que permitirnos ser vulnerables, permitirnos sentir desde lo más profundo con una sensibilidad nueva (el cuerpo vibrátil del que habla Suely Rolnik quizás?) y nos producen un estado especial . Aprovechar estos momentos para producir desde nosotros mismos reflexiones críticas, ensayar pequeños espacios de autonomía (del sistema) donde nos cuestionemos sobre nuestras prácticas e intentemos nuevas formas de diálogo, de conversaciones y de producciones
Te envío como adjunto este texto sobre la crítica que me parce interesante ,Lo leíste? También el de Suely es interesante Entrá a la página de Brumaria y buscá en la publicación 7
Seguimos charlando
Un abrazo
Graciela



Hola graciela
Gracias por tu mail, quería contestarte después de haber leído el texto de Judith Butler.
Es cierto que hay deseos dejados de lado, y que reaparecen de las maneras más insólitas – o quizás no tanto-, y creo que por esto mi lectura del texto fue en un momento indicado.
Me quedó “haciendo ruido” –como diría Diego- lo que ella propone como límites, ya que es justamente un tema que me vengo planteando: los límites impuestos por el mismo sistema, por las diferentes disciplinas, por nosotros mismos, por los otros, por los tiempos, etc.
Y, justamente, una forma es desbordar el límite.
Creo que ella otorga una “especie” de forma de pensar en ese desborde, que sería a partir del fragmento o del recorte (o quizás es lo que hago yo, jajaja).
Me refiero específicamente cuando menciona a Nietszche y la idea de ficción: ese recorte sin origen y sin anclaje, por lo tanto, sin límites.
Esto lo llevé directamente al “cómo pensar las obras” –siempre con minúsculas, por favor-, a pensarlas entonces como recorte y ficción, como “ingobernables”, como inclasificables, sin límites más que los que le otorgan sus propias leyes de funcionamiento interno.
De aquí esa especie de rechazo que me genera la crítica tradicional, porque, como es muy cierto que la crítica es una disciplina que depende de las otras, por otra parte, y por esta vez, me gustaría hacer ese recorte, y poner a jugar esa voluntad de “ficcionar” que las obras requieren. Aquí se libera de ese límite.

Recordaba, también, el primer día en el taller, cuando me comentabas esa idea de hacer del taller una especie de “zona liberada”, que se rija por sus propias leyes, autónomamente.
Pensando todo lo anterior, eso se produce.
Se funda desde un recorte que parece perder su origen, que se arroja entonces, desbordando. Es ficción, con todas las posibilidades.
Porque, creo, lo que me sucedió, ese deseo de “volver a recortar”, parte de ese desborde pràctico y desborde teórico (que como vos muy bien decías “he encontrado fertil tratar de no hacer separaciones entre lo teórico y lo práctico “), y que en este mismo movimiento se escapa a la categorización y que por ende permite su propia autogestión, no yéndome aquí al campo específicamente económico, sino la autogestión pensada como un saber de base que nos recorre y que es transmisible desde la experiencia compartida.
Esto me hace pensar –ya no sé si cabe aquí, pero lo comento- en la forma en que aprendemos o nos formamos. Como ese recorte, cuando es “falso”, en vez de arrojar o desbordar, contiene, o sea, ata y deja de proponer.

Límite y desborde, entonces, del cuerpo también. Vos mencionabas el término “cuerpo vibrátil” del que habla Suely Rolnik. Yo pienso en ese instante fugaz de la mirada, ese apenas que acontece cuando se produce el diálogo y que me quita el sueño estos días.
Las obras me afectan instantáneamente, con palabras o con nuevas imágenes. Aquí también acuerdo con Eduardo Molinari, citando a la misma Suely, “recuperar la sensibilidad”. Pensé que una buena forma de manifestar esto sería, en su momento indicado, compartir mi “cuaderno de apuntes” con todos los integrantes, como una forma de devolución, como un pequeño espacio fundado a partir de los demás en mí.
Esto lo escribo para contestarte de forma más inmediata, quiero profundizar con el texto de Rolnik.
Si lo considerás interesante, podemos mantener este diálogo también en el yahoogroup del Taller.
Gracias ;)
Un abrazo
magalí


Hola Magalí,
Me parece que sería muy interesante mantener este diálogo en el grupo yahoo del Taller porque posibilitaría, habilitaría a otros a participar ya que creo que todas estas cuestiones nos afectan en mayor o menor medida y forman parte de preocupaciones o conflictos más o menos explícitos y concientes en nuestras producciones y hacer
Si te parece podemos subir ya estos diálogos

Te envío un texto de Brian Holmes donde replantea el tema de la crítica desde la perspectiva de la "extradisciplinariedad" Sus escrtios siempre me resultan muy estimulantes y enriquecedores para pensar las condiciones en que se desarrollan nuestras prácticas y la búsquedas de formas nuevas de resistencia hacia esas condiciones que nos son impuestas como límites
Creo que no hay forma de trabajo creativo que no refiera a la cuestión del límite, de hacerlo consciente, de desbordarlo y de intentar una actitud crítica y reflexiva acerca de la especificidad y del contexto donde se desarrolla
Esa "ficción" de la hablas para mí es también realidad
Me parece muy buena la propuesta de compartir tu cuaderno de apuntes y como bien dices "en su momento indicado" como una forma de devolución, como un pequeño espacio fundado a partir de los demás en mí. (también podría pensarse de qué manera )
Te lo envío así como está sin mucho tiempo para decir más cosas pero con ganas de seguir hablando
Abrazo
Graciela
Me quedé pensando mucho después de la presentación del sábado.
Una sensación de no haber hecho las preguntas correctas.
O quizás, no no-correctas, sino que son preguntas que me hago a mí misma.
A decir verdad, fue muy interesante notar que cada uno está bien convencido, que son preguntas que no –o ya no- se formulan; como decía Ana, las cosas son más simples, “uno hace y ya”.
Digo preguntas a mí misma quizás porque en algún momento, cuando todavía producía “plásticamente”, tuve la necesidad –quizás por la falta de- de una formación teórica un poco más profunda, que me llevó a repensar mi propia producción, y así ver que en ese momento me había enamorado de las palabras.
Este amor surgió a partir de una necesidad de “continuar” las obras de los demás.
Como bien decía Evangelina, las “capas”, el metalenguaje que quizás se agrega a la “obra” original.
Ya no sé si utilizar las palabras “arte”, “obra”, porque parecen enormes, como hace tiempo quise dejar de usar las palabras “teoría” y “crítica”, porque me parece que se despegan demasiado de una obra. Y ayer justamente me cuestioné eso.
Si de algo estoy segura es de que mi unión con el arte pasa por una necesidad de producción, y a su vez por una necesidad de “contemplación” y “participación” con las obras ajenas. Toda mi vida fue así.
Y me dí cuenta que puede existir la figura del “espectador-participante”, y me parece que me ubico allí. Esto pensaba ayer.
Y, como decía antes, ese despegarme de la tradicional “teoría y crítica” tiene que ver con una forma “afectiva” de involucrarme con las obras.
Esto lo noté cuando, en su momento, Evangelina me invitó a escribir sobre su obra.
Ella me hizo hablar. No de ella, sino de mí en ella. Y así, hacer aparecer otra-capa de su obra, que habla de ésta, pero a su vez no, sino que dialoga con la obra.
Hay momentos de “click”. Ese click, que yo lo siento en la panza, acontece cuando la obra se “abre” a mí, como si “entendiese un chiste”. Cuando aparece la posibilidad de “lo que yo le quiero decir”. Ese click es ese instante, esa fugacidad que a veces congela la normalidad del paso del tiempo. Y el tiempo siempre fue un gran tema para mí.
Hace poco retomé mi trabajo con la fotografía. De manera casual, volvió a mí.
El otro día, durante la presentación de Hernán, pensé en la posibilidad de que las imágenes generen imágenes. Por empatía, por necesidad.
Hace un tiempo volví a tener esa necesidad. Ese click en la panza, cuando caminaba por la calle con la cámara.
Pensé, otra vez, en la fugacidad de nuestro registro visual en la calle, el resto, lo que retenemos, los fragmentos, los detalles. Y comencé a fotografiar lo que llamé “los fragmentos que somos a los ojos de otros”.
Dónde depositamos las miradas? Qué vemos en los demás cuando los vemos sólo un instante?
Esta es mi pregunta nueva, la que me genera este otro lugar que es el taller.

Porque, por un lado está ese click instante que yo vuelco en el cuaderno, el diálogo inmediato con la producción de los otros. Despegado de toda crítica y teoría tradicional, dejando de lado esa distancia con las obras, esa insistente voluntad de generalización y clasificación y explicación, para mí ya caducas.
Y por otro lado, la imagen que me genera imagen, la reaparición de mis propias imágenes que quiero hacer dialogar con los demás.
Todo esto fue mi click del sábado.

diego, florencia, magalí

“hola a todos,
el próximo encuentro del Taller es este sábado 19 de Mayo en El Levante a las 11 de la mañana (cambio de horario sólo por esta vez).
En esta oportunidad nos visitan Gastón Duprat y Mariano Cohn. “

Ok. Este bendito sábado se suponía que venían Gastón Duprat y Mariano Cohn, pero no fue así, por razones personales no se presentaron, así que presentamos Diego Vergara, Florencia Rovere y yo.
Este sábado dio origen al nombre del blog, más adelante notarán por qué.

El primero en presentar fue Diego.
Diego dibuja de manera impresionante (y no me molesta ser terriblemente coloquial con este término).
Los primeros trabajos que vimos hoy fueron unos dibujos hechos en tinta china negra, de pequeño formato, que nos remiten quizás a imágenes de cuentos infantiles pero con un toque de absurdo.
Según él, se hablaba aquí de una “mala intención”, y efectivamente, en la presunción naif de la imagen se podía ver que había algo que no funcionaba, quiero decir, que no funcionaba de manera “benévola”, sino que algo extraño podía suceder.
Él trabaja mucho con imágenes de nuestra infancia, casi como un pequeño paraíso perdido lleno de tesoros por redescubrir.
Otro de los trabajos, también en pequeño formato, eran unas pinturas – casi fotografías – que giraban en torno a la temática de Woodstock. Aquí, vemos al hombre convivir pacifica e idealmente con la naturaleza, viviendo en comunidad y sin prejuicios. Otro paraíso visitable?
Todos parecen ser en Diego espacios utópicos. Todos. No siempre alegres, claro está. Hay un dejo de melancolía por una infancia perdida, por una sensación de bienestar, y esto se ve manifiesto en los dibujos antes citados, donde, casi metafóricamente, este revisitar la infancia no es justamente nada inocente, y en ese intento de recuperación de lo perdido no se vuelve al mismo lugar.
Desilusionados, casi. La mirada ya es adulta, en ese encuentro con el paraíso infantil. Es una mirada ya trabajada por los años, por el tiempo, con la conciencia –pero también con la voluntad implícita – de querer ese reencuentro, de desear traerlo incontaminado hacia aquí. Pero esto, como la utopía hippie de woodstock, permanece en el plano de la ilusión – que asumimos como tal.
Luego Diego despliega dos telas, en cada una de ellas hay pájaros, de diferentes especies, que conviven, también utópicamente, en un pequeño paraíso artificial.
Estas imágenes, tomadas de enciclopedias infantiles, por un lado se nos presentan distantes y justamente, artificiales en su gesto, ya que, en la realidad, estos son ecosistemas imposibles.
Pero hay diferencias entre una tela y otra. Las dos presentan una factura realista perfecta, pero en la primera, esta perfección encierra a esta escena en un hermetismo más “enciclopédico”, mientras en la segunda Diego se anima a jugar más con el gesto, casi reapropiándose de la imagen que previamente tomó prestada.
Siempre se trata de cre(c)er y no cre(c)er. Este supuesto absurdo (por la voluntad utópica, digo) a veces vuelve absurdo el absurdo mismo.

A Diego siguió María Florencia Rovere.
Frente a la compu, vimos un video de la presentación de su trabajo.
El tema (y casi TEMA, así con mayúsculas) de Florencia es el campo.
Pero no el campo como mera contemplación, como instancia árida, folclórica.
Ella reconoce el campo como propio, y se anima a recortar y a jugar con la visión del campo que nosotros, citadinos, tenemos.
El video es la presentación de estas escenas dentro de una tapera, dispuestas las pinturas en las paredes, interactuando con la estrucutra de la tapera y del campo mismo. El efecto que se produce es el de, justamente, recortar la inmensidad del campo en detalles manejables, casi portátiles, pero que a su vez no son fragmentos cerrados, sino que logran la continuación real con el entorno que representan. No es trompe l’oeil, porque cada imagen, en contexto, funciona como síntesis máxima que se dispara en diferentes direcciones.
A su vez, esta presentación sirvió como excusa para “desplazarse” realmente al campo, no encerrarlo, sino llevar al espectador a la cuna de las pinturas.
Desplazamiento, sí.
Florencia continuó la presentación mostrándonos a “la vaca”. Esta pintura acompañó a Florencia en el viaje que hizo al pueblo de sus abuelos a Italia –ella nos relató este viaje, todo lo que para ella significaba poder retornar a este lugar – y su afecto es el mismo afecto por el campo. Como si siempre hubiese estado allí.
Este proyecto “la vaca” consistió en “desplazarla” por todas las ciudades que ella visitó, fotografiándola junto a personas, monumentos, plazas, circulando esta “obra de arte” por espacios inusuales, descontextualizando este supuesto lugar que deben habitar las pinturas (las paredes?) y planteando un corrimiento de la mirada contemporánea sobre lo supuesto tradicional.
A su vez, la vaca sirvió como excusa para entablar contactos, y marcar, asimismo, su punto de referencia.
Increíblemente, la vaca explicitó, con una simpleza asombrosa, el diálogo implícito de la obra con el espectador.

Después de almorzar, me tocó el turno.
Ante la pregunta “por qué ustedes piensan que lo que hacen es arte”, dio inicio la primera sesión de la mesa vulnerables.
Como evidentemente yo hablaba, no tomé notas en este momento.
Hice una pequeña catarsis en un mail (que publico aquí arriba), y un diálogo maravilloso con Graciela en el que descubro el término –para mí- más importante y significativo del año:: el cuerpo vibrátil.
Aquí abajo, un link al blog de ana, que se encargó, al modo de la nenalimalimón, de documentar el asuntito:


http://nenalimalimon.wordpress.com/2007/05/21/el-sabado-fue-una-tarde-de-vulnerables/

23.8.07

Como todos saben, creo, una de las preguntas que me trajo hasta acá es la pregunta por la imagen artística, cómo esta se reconoce en un mundo de imágenes.
Y obviamente, la pregunta básica por el arte.
En este segundo día de presentación, noté que inconscientemente (o no) surgen conceptos o ideas que van relacionando las obras.
Entonces, poco a poco, la gran pregunta mía puede tomar otros matices, otras formas de responderse.
Creo, después de escucharlos, que un artista funda un mundo. Fundamental.
Funda un mundo y tiene que sostenerlo. Cómo lo sostiene? Lo sostiene con sentido.
(no quiero caer en Heidegger, pero es una referencia que se me aparece involuntariamente).
Este mundo fundado como obra participa a su vez de muchos mundos, generando un diáologo. Otra premisa para sostenerlo: la voluntad comunicacional y relacional.
Quiero pensarlo como una característica propia del arte, un mundo nuevo y con sentido, con capacidad de manifestarse de mil formas, en mil formas, hacia mil formas.
Fundando este mundo de sentido, el artista podría entonces señalar, marcar, crear, hacer ver, buscar. Porque lo que hace a la obra ya no es la imagen, sino la idea que se encuentra detrás, que sostiene.
Y aquí, también, la pregunta por la responsabilidad del artista. No son (o no son sólo) responsabilidades morales, sino responsabilidades de sentido, de compromiso con la propia obra, y con el respeto. Compromiso entonces de respeto hacia lo otro, hacia el espectador (lo seguimos llamando espectador, como si siguiese expectante, como si no participara?), considerándolo “capaz” de responder al sentido nuevo propuesto, a la responsabilidad de formar parte, también, de ese mundo.
Diálogo, entonces, entre uno y más. Conversación.
Manifestando aquí las múltiples formas que estas podrían tomar.
Cabe aquí, entonces, la pregunta por la autoría. Y la pregunta por el sentido puede ayudar, creo.
A modo de ejemplo, tomo la obra “Oesterheld”, de Analia.
Todos conocemos la obra, el stencil del eternauta, a escala humana. Y conocimos el planteo de Analía en cuanto no se mencionaba su nombre cuando su obra era citada en distintas publicaciones. Tema complejo, porque pareciera que el anonimato que otorga la calle (y que a veces es buscado, pero no creo que este sea el caso) anulara la persona del artista detrás.
Creo que lo fundamental aquí es preguntarse por el sentido mismo del eternauta como personaje, y la imposibilidad (quizás) de otorgarle un sentido nuevo por fuera de éste, aunque esto último haya sido (o no) intención de Ana. Este personaje necesitaba, a mi parecer, de un sentido “nuevo”, último, de público conocimiento como lo fue la obra misma. Y, si la obra en cuestión necesita de un soporte externo para sostenerse en su mundo, hay un problema comunicacional y relacional. No para ser entendido como manifestación artística, sino para ser entendido como una “otra obra” separada de su “original”.
Esto es simplemente una propuesta, para poder pensar realmente a la calle como lugar posible, y no como lugar homogeneizante.

19.8.07

analía

La tercera en presentar fue Analía Regué.
Con Analía me pasa algo parecido que con Ana, somos amigas, conozco su trabajo con anterioridad al Levante.
Analía nos hizo una especie de retrospectiva de su obra, que empieza con “Oesterheld”, el stencil con la figura del Eternauta, hecho a escala real, que ella fue “stencileando” en diferentes zonas de la ciudad, y luego en otras ciudades.
Todo este proceso está documentado fotográficamente, donde vemos como Ana logra que esta figura dialogue con entornos muy diferentes, y no por eso cambiando su significado de “aparición”.
Podemos considerar su trabajo como efímero (su lugar es la calle, el espacio público, donde tranquilamente alguien puede decidir “borrarlo” o, sencillamente, el paso del tiempo puede modificarlo, eliminarlo).
Aquí es donde surge una pregunta planteada por ella misma, que se refiere a “cómo mostrar esta obra dentro de una institución artística” (llegado el caso de tener que mostrarla).
Sirve aquí la documentación fotográfica del proceso? O esa voluntad de querer narrrala en un-otro-lugar le quita su esencia de ser obra en la calle? Funciona la obra de la misma manera? Esta obra, es obra de Analia?
La última pregunta es capciosa. Claro que es una obra de Analía. Pero no lo sabemos.
No sabemos ya que ella utiliza una imagen que no es suya, una imagen que pertenece al mundo de otro artista –Oesterheld-, y que ella pretende resignificar al llamarla como su autor y no como el personaje que es, y simultáneamente hacerla aparecer.
Yo aquí me preguntaba por la huella, por la impronta, ya que, el gesto de “traer nuevamente la imagen” es un gesto de Anita, pero no vemos su huella allí.
Luego de esta breve charla sobre la autoría (que no terminamos de desarrollar, lamentablemente, porque entre nosotros opinábamos cosas muy diferentes, y hubiese sido muy enriquecedor reflexionar sobre la idea del “autor”), ella nos muestra su última producción, que son los sticks (o calcos) de las boxeadoras.
De manera realista, ella dibuja y posteriormente fotocopia, en diferentes tamaños, escenas de lucha entre dos boxeadoras, o de a una, rescatando una idea diferente de lo femenino, desde la lucha, y desde una fuerza diferente que a “lo femenino” se le suele otorgar. En un paso posterior, fue adjuntando a estos primeros sticks otros de diferentes flores, de colores muy saturados, que acentúan quizás esta idea de rescate de cierta idea de lo femenino que quizás antes se escapaba un poco más.

Aquí es donde pienso que realmente funciona el gesto de la artista, porque aquí puedo ver su huella, su trabajo, su proceso.
Analía le otorgó un nombre al “stickear” :
stickboxing, y lo trabaja como un verdadero deporte, escribiendo un reglamento propio, a modo de reglamento deportivo, y jugando además con el significado de la palabra stick en inglés (pegar) y el doble significado de pegar en español: pegar y golpear.
Sin comparar las obras, creo que las boxeadoras llevan a un extremo mucho más interesante la idea del trabajo del artista en la calle, porque traslada su mundo propio al espacio público para hacerlo interactuar.
Además, a partir de la “creación” (o denominación) del stickboxing se ha creado un grupo mucho más numeroso de “stickeadores” que recorren las calles de la ciudad para contaminarla –en el más hermoso de los sentidos-de imágenes que le son totalemente ajenas, pero que permiten un intercambio simbólico que recién empieza, pero empieza con la fuerza de un stick.

14.8.07

pamela, hernán

La segunda presentación del año (la primera de mayo), empezó con el trabajo de Pamela Desjardins.
Ella hizo una especie de retrospectiva de su trabajo (todavía cursa en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Tucuman, en el Taller C, que ella se encargó de explicarnos que es el taller más “experimental”, dado que en Tucumán la tradición pictórica es muy fuerte, haciéndose fácilmente reconocible quien frecuenta este taller menos “académico”).

El trabajo de Pamela, entonces, es un trabajo fuertemente marcado por la presencia y el color de los materiales. Ella construye formas orgánicas, jugando, justamente, con la forma, el material, el color, y a su vez con la disposición de las mismas, ya que pueden ser de pequeño formato, acomodadas a modo de instalación, o extenderse por las paredes.


Algunos son elementos inflables, de colores brillantes, y están dispuestos de forma bastante "improvisada", negando casi su condición de objetos, como si no quisiesen serlo...acentuando el ser formas “de” materiales y no pretender ser otra cosa.

Hay un placer buscado y provocado en estos juegos de forma/color, alejándose quizás de la narración y manteniémdose en un puro presente de otorgar un placer visual de recorrerlos.




(la obra de la foto me parece que escapa un poco a la lógica de fabricar pequeños objetos y de jugar con el material. Acá, el material se sale de la forma, es puro material "informe" que se desplaza por otros elementos ya presentes)




Pamela habla y ella parece jugar con sus formas, evocando claramente y casi justificando una recuperación de lo lúdico con su trabajo.
(pero aquí pienso yo, esta recuperación de lo lúdico es muy difícil de transmitir desde la obra: una cosa es el entusiasmo que siente el artista y otra la resultante que después encontramos, creo que es todo un desafío evocar “el juego” desde un lugar adulto y con una cierta consciencia por los mismos límites que lo lúdico acarrea).

Surgen algunas preguntas, varias quizás, que nos llevan a pensar el límite o la resistencia que ofrece el juego estético: cuándo es obra y cuándo no? Quién es el autor aquí, y quién es el espectador, cuando uno trata de pensar una obra “abierta y participativa?.
Creo fuertemente que el trabajo de Pamela tiene un impacto muy diferente aquí que en Tucumán. Allí, su trabajo se planta de frente a esta tradición de pintura académica que ella nos contaba, demostrando cómo una obra adquiere una determinada fuerza en un contexto, y aquí –además de la situación misma de la presentación, donde no vemos reaemente la obra sino su registro- se pierde quizás un poco el sentido mismo y la fuerza inicial de la experimentación.

El segundo en presentar hoy fue Hernán Camoletto.
Hernán es docente de letras, y eso no puede ocultarlo. Es uno de los que más interviene comentando en el taller, me impresiono muchas veces cuando él aclara que no tiene formación en “artes”, ya que sus intervenciones, al menos para mí, no tienen desperdicio. Desde el primer día lo situé en ese lugar tan bien definido por los situacionistas como “amateur professionel”, porque me parece que su mirada un poco “descontaminada” de nuestra formación artística le permite lecturas diferentes y no convencionales, o al menos no tan categorizadas (como las mías, por ejemplo).
Lo primero que vemos de su trabajo es una serie de fotografías de fachadas de diferentes casas, donde Hernán juega con los recortes quitándoles su anclaje. Lo que vemos son techos o alturas, no vemos la base o los cimientos, y esta especie de abstracción que él realiza sobre un elemento cotidiano como ser una vista urbana, nos desestabiliza. Yo me siento diminuta y con mucho vértigo frente a estas fotos, como si no tuviesen sostén, entonces yo tampoco lo tengo ya.
Es muy interesante como desarrolla su presentación, porque este proceso que empieza con las fotografías se traslada directamente a sus dibujos.
Luego vemos una serie de fotos donde él invierte el sentido de los colores (donde habia sombras hay luz, y viceversa), llevando los volúmenes a planos en blanco y negro.
Introduce como único color el azul, explicándonos lo que para los poetas simbolistas franceses representaba (era el infinito?)

Esta serie de dibujos “planos” se transforma nuevamente en serie de volúmenes, acá juegan además las líneas rectas con las curvas. Producen una tensión bastante extraña, ya que uno no sabe si estas formas generadas se contraen o se expanden, otra vez nosotros perdiendo el anclaje inicial.

(ir extrañando la mirada hasta extrañar la línea misma) (anoté yo).

De esa serie anterior de dibujos (que muchos conocimos por fotolog, lástima que Hernán luego lo cerró), deviene otra donde los elementos son cada vez más limpios, más mínimos. Como si los elementos de la serie anterior fuesen “deconstruidos”, en el mismo movimiento los “extraña” y los hace evidentes, como tratando de alcanzar la estructura misma, develando el truco que los formaba en otra forma.

Todo el tiempo pensamos y hablamos del diálogo imposible, o de la verdad de los diálogos. La obra de Hernán se abre en un silencio que busca una palabra, pero esa palabra es indecible. Es incomunicable.
Es, simultáneamente otra vez, decir todo y permanecer en silencio.

(mis notas al pie:
*primero como espaectador extrañado, luego como productor “extrañante”.

*se puede evitar nutrirse de imágenes y una posterior devolución casi como necesidad?

*figura del artista / imagen genera otra imagen )



10.8.07

El primer invitado del año fue Eduardo Molinari.
Llegó y nos sentamos a escucharlo, mientras mostraba parte de su producción en la computadora. De entrada, sabíamos que era necesaria la presentación de las imágenes a través de la compu, pero que su trabajo iba mucho más allá de ello.
Ël basa su práctica artística en el caminar, en la construcción de la memoria, en las vueltas del lenguaje, pensando cómo no siempre las palabras dicen lo que dicen las imágenes, y animándose, quizás, a revertir o resaltar o trastocar o inventar lo que pensamos podría ser un documento.
Uno de los temas que surgió fue, a mi modo de ver, como tratar de construir una narración a partir de una experiencia, como hacer relato de lo no siempre transmisible (cosa que me pregunto, al menos yo, constantemente) y como aprovecharse de esa “historia lineal” ya digerida, para abrir allí brechas, nuevamente, trastocando, resaltando, o simplemente develando.
Todo el tiempo pensé en el colectivo Wu Ming, ya que ellos trabajan a partir de historias reales, metiendo sus propios personajes y contando sus propias historias, abriendo casi paréntesis en los períodos temporales trabajados.
Pensaba esto porque Eduardo nos mostró una serie de collages que realizó usando como “base” fotografías del Archivo General de la Nación, y partiendo de la base que arte, historia y política siempre están relacionadas, y cómo alterando algunos órdenes podemos quizas encontrar nuestros propios puntos de inflexión en “la historia”, arrojando una nueva historia.
En un momento Eduardo mencionó al artista Christian Boltansky, quien propone “sitios de encrucijada”, pensando en mundos –que fundamos- que se abren y se cierran, produciendo atemporalidades que permiten otro tipo de leyes que lo rigen, y a su vez, otro tipo de interpretaciones (el levante puede ser una de estas atemporalidades?).

A partir de trabajar con estas fotografías, él comenzó a hacer un archivo propio, que luego fue ampliando con imágenes y objetos difenretes, que fue recolectando.
Fundó lo que él llama el “Archivo Caminante”, un “archivo de potencias”, pensado desde un lugar donde los “objetos del pasado”, modificados o descontextualizados, pueden no modificar ese pasado de donde provienen, sino habilitar un nuevo conocimiento de ese pasado.
A partir de este archivo caminante, Eduardo empezó a construir sus propios documentos, apelando a la idea del falsificador, y, nuevamente pensando en la manipulación que se ejerce de la experiencia y de la historia para la construcción del relato (o de los relatos).
Con Gabriela Gabelich recordamos que en un momento hablamos de “archivos inútiles”, término inventado por gaby pero que yo le pedí de compartir, y mientras lo comentamos, nos dimos cuenta de que casi todos poseemos un archivo inútil, esperando ahí, como “archivo de potencias”. Sin querer, un arma en nuetras manos.

Eduardo habló también del Colectivo Situaciones y del concepto de investigación militante. (concepto que retomó en estos días Marcelo Expósito durante su presentación).
La investigación militante supone una investigación en inmanencia y en una suerte se continuum, de intervención directa, de participación real y no de mera investigación externa, estableciendo lazos amorosos con el entorno y con los otros.

Después de almorzar, Eduardo nos leyó un texto: “El andar como práctica estética”, de Francesco Careri, en el cual se describen los distintos modos del caminante, complemento fantástico para la presentación del sábado anterior, donde la ciudad formó parte del recorrido de las obras de la mañana, teniendo a la ciudad como modificadora y modificada.
Es posible, entonces, hacer los recortes en la historia para contar nuestras historias, el pasado, el presente, los objetos, las ciudades, el cuerpo como elementos y como disparadores.
Aquí aparece el nombre de Suely Rolnik y su texto “Geopolítica del rufián”, donde destaca Eduardo el concepto de “cuerpo vibrátil”, no ya el cuerpo anestesiado de la década pasada, sino el cuerpo sentido como brújula, atravesado y atravesador, por el otro, por el mundo, por los acontecimientos, el cuerpo como participante activo de todos estos procesos que nos definen, nos forman, nos relacionan unos con otros, y, por suerte, nos recuperan.

p.d.: elijo un link, entre tantos, a la obra de Eduardo.



6.8.07

El año pasado, en el taller, tuvimos como artista invitado a Román Vitali. El propuso, como actividad, que cada uno de nosotros abriéramos un fotolog (www.fotolog. com) para mostrar el "atrás" de nuestra obra.
Acá envío un listado de los que andamos por la flogósfera.
También es una invitación a crear uno... o el que ya tenga, pase el link.

Es otra manera de seguir dialogando entre nosotros

Saludos,
Evangelina (falsocomienzo)

http://www.fotolog. com/alejandranog uera/
http://www.fotolog. com/rosachina
http://www.fotolog. com/canallamabel
http://www.fotolog. com/confesionari o
http://www.fotolog. com/cielonubloso
http://www.fotolog. com/falsocomienz o
http://www.fotolog. com/dosishipnoti ca
http://www.fotolog. com/avw
http://www.fotolog. com/sibillla
http://www.fotolog. com/icilana
http://www.fotolog. com/panopsis
http://www.fotolog. com/chicabellon
http://www.fotolog. com/soyfaca
http://www.fotolog. com/miradacuadra da
http://www.fotolog. com/luisa30

5.8.07

ana, ilana, mabel, patricio

La primer presentación del año le tocó a Ana Wandzik.
Obviamente, no puedo ser objetiva con ella. Además de conocer su producción, somos amigas. Yo siempre le digo que ella rescata prácticas situacionistas, ella me dice que no.
Ana despliega sus dibujos en la mesa, su rollo de 10 metros (incompleto aún son “sólo” 7, aclara), sus “papeles reciclados que devienen soporte para sus dibujos”. Ella dibuja todo lo que le pasa por delante, con unos fibrones divinos (que ella dice que son malísimos y que se le traban).











Subimos al cuarto de los residentes extranjeros.
Ellos son
Ilana y Mark.
Ilana es de New York y habla perfecto español, pero con suma timidez.
Mark es irlandés, no habla casi nada, trata de hacerse entender.
Están aquí por tres meses.
En la compu, Ana muestra el blog de los
compilados situacionales, el taller de compilación. Explica su confección (básicamente discos que intentan amenizar una situación cotidiana, generando una excusa para el encuentro). Vemos fotos de algunas de las presentaciones, en distintas locaciones ( el de Pelopincho Wave en casa de Analia Regue, el After Shower en el baño de la casa de Planeta X, el Sueño de una noche de Verano en el laguito del parque Independecia, el del Auto Rojo en el Parque Urquiza, en la kangoo, también, de Analía).
Me quedo pensando (y desde la experiencia personal de haber asistido) si aquí se funda un espacio, si la convocatoria es realmente abierta, si es suficiente la circulación virtual de la propuesta. Por más abiertos que seamos, no logramos convocar al otro como deseamos.
Aparece el fanzine “
Almacén de baratijas”, editado en fotocopia A4, que tuvo otros estadíos posteriores, con curadurías y todo, y que, hoy ve una evolución en formato e integrantes.
Termina la presentación, me sorprende el silencio general.
(ahora que ya pasó la primer mitad del año, puedo decir, sin miedos, que hay dos grupos en el levante: los opinólogos y los silenciosos. Desarrollaré más adelante).

Pasamos al cuarto de Ilana.
Ella trabaja a partir de una cierta “deriva” por las calles de las ciudades. Cuaderno en mano (libretita negra, en realidad), hace “inventario” de los elementos que conforman estas ciudades (buzones, faroles, balcones, plantas, mesas, sillas, cables, canteros, etc.) para luego plasmarlos en la hoja, agrupados de diferente manera, no como los encontraba dispuestos realmente. Se interesa además por las tensiones existentes, y esto después se verifica a la hora de volver a “acomodar” estos elementos.
Me encanta el orden personal de Ilana, la lógica de su archivo visual urbano.
De repente me doy cuenta ( y algo que confirmo después --> las presentaciones parecen plantear una matemática diaria, un hilo conductor. En este caso, percibo una cierta ansiedad o meticulosidad. Y la ciudad, claro está. Como escenario y como laboratorio.
Desde que la conoci a Ilana, no puedo evitar pensar en ella cuando voy por la calle.
De una manera extraña, cambié la forma de detenerme frente a cosas que no reparaba.






Contando obsesivamente los elementos, inventariando, el trabajo se asemeja al de un científico que sale en busca de evidencia para una investigación.
No dejo de pensar en la psicogeografía, o sea, en la incidencia del urbanismo y del entorno en nuestro andar cotidiano. Los trayectos recorridos, casi programados, parecen casi un juego en el que hay que salir a contabilizar los elementos encontrados, y a su vez, este encuentro fortuito va modificando el recorrido, y a ella.
Con posteriores modificaciones y plasmados ya de diferente manera a la originaria, Ilana parece apropiarse de ellos.
El suyo es un uso diferente de la calle, del espacio público. Es tomarlo a partir de lo que hay allí, no disponerse en ella.
Esta calle, este espacio público nos ofrece tensiones. Ilana hablaba de las clásicas edificación-naturaleza, por ejemplo. Mirando su obra encontré algunas más, sobre todo la que se produce entre los mismos elementos, sean orgánicos-inórganicos; accesibles-inaccesibles, pesados-ligeros.
Luego del inventariado original, estos “personajes” son emplazados en la hoja, dispuestos a jugar por cantidades, por formas, por relaciones.
En su habitación había también una maqueta. En ella, algunas torres construidas con estos mismos elementos.
Y aquí se produjo, a mi parecer, la tensión más interesante: con elementos “duros”, pesados, Ilana contruyó torres, apilándolos de manera tal que daban lugar a estructuras super frágiles. Nuevamente una tensión que explicita fantásticamente la existencia de los opuestos en todos los elementos, y como estos opuestos incluidos generan las tensiones.
Pero, más allá de éstas, me interesa la tensión misma que se genera en el artista y en el espectador. Ella se ofrece, al mismo tiempo, como extranjera y como local. Extranjera – en Rosario en este caso – y local como habitante de una ciudad. Y es un lugar que se asemeja al del espectador, ya que ella, en primera instancia, es espectadora y luego autora. El espectador entonces se reconoce también como habitante “urbano”.

Bajamos nuevamente, presenta Patricio.
Por un lado, dos planchas de hierro con un mapa fragmentado, trozado, a modo de rompecabezas, imantado.
Por el otro, hojas cuadriculadas, donde Patricio pintó cuadros al azar, armando formas, que en algunas de las hojas casi parecen manchas orgánicas, también al azar.
Parece jugar con el material, como si este le dijese qué hacer.
Las placas de hierro permiten una composicion siempre variable, mientras las hojas intervenidas ofrecen carácter más bien definido.
Le pregunto a Patricio si había reparado en esto, o sea, que el material resistente genera estructuras lúdicas y modificables, mientras el material más efímero (las hojas) son intervenidas de forma permanente.
Otra vez, mapas y cuadrículas urbanas.
Imagino un juego creado por Patricio y por Ilana desplegado en el piso, un enorme plano imantado donde los elementos de Ilana puedan acomodarse y moverse a piacere. La ciudad ideal.
Otra vez aparece mi idea inicial: o tenemos una tendencia a generar plabras que repetimos en las opiniones que damos, en el hacia dónde llevamos las presentaciones, o se da de manera natural.
Hoy fue el caso de la deriva, de las ciudades, del apropiarse de estas estructuras que nos afectan psicogeográficamente. Es, quizás como decía antes cuando hablaba de Ilana, el asumir las modificaciones que el entorno urbano nos genera, pero, fundamental: darnos cuenta que es algo de lo que nos podemos aprovechar, y reformular, y jugar, y modificar. Ana en este caso con los compilados, generando la plataforma o la excusa para, quizás, tomar la calle y musicalizarla; Ilana apropiándose de los elementos y hacernos ver que ese orden de ahí afuera puede ser otro acá adentro, y Patricio, sobrevolándolas casi, cambiando el punto de vista, jugando con la estructura misma, y mostrarnos lo efímero del cemento.



Me acabo de dar cuenta que me olvidé de la presentación de Mabel.
Mabel es pura energía desde muy temprano, y por apurada, por “correr”, me la saltié en la primer presentación.
Mabel Rodriguez es arquitecta y maratonista.
La conocí previamente por su fotolog, donde ella trabaja dibujos hechos de puras líneas y planos de colores, que es una resultante de investigar distintos programas informáticos como el corel y el autocad.

Ella habla de estos trabajos como ensayos, y se desprenden de un trabajo anterior que ella realizó siguiendo la lógica del telebeam, capturando detalles en los partidos de fútbol cual referí, y acentuando, en esos recortes, ángulos delimitados por diferentes líneas al azar, que pretenden hacer ver lo que no se veía, delimitandolo y resaltandolo, un plano detalle que abre más planos, y que hacen que todas estas imágenes –que a simple vista son muy similares- se diferencien unas de otras.
Mabel interviene en las presentaciones de los demás de esta forma: acentuando un recorte (con una reflexión o con una pregunta) que parece invisible a los demás, pero que nos permite, a nosotros, trazar esas líneas imaginarias para obtener una nueva lectura quasi mínima (mínima por el recorte), que permite disparar y correr.



Otra de las propuestas del levante es cocinar por grupos. Los encuentros comienzan a las 10 am y por lo general concluyen a las 6 pm, así que compartimos los almuerzos.
En este primer día cocinaron Gabriela Muzzio y Mónica Fessel. Yo tuve el primer cumpleaños de mi sobrina.Me perdí el almuerzo y las presentaciones de Alejandra Noguera y de Leandro Yadanza.

El primer día del taller, Graciela me dijo algo que tomé como fundamental:
“queremos que este espacio sea autónomo, que genere sus propias leyes”. Enseguida recordé la máxima del generar un "trabajo afectivo", un espacio que quizás pueda generar una forma de pensarse a sí mismo mientras funciona, para generar un "proceso de producción en conjunto", en el cual todos participamos.
Una de estas nuevas leyes proponía la continuidad en el taller de “participantes” que ya hubiesen concluido sus dos años.
La idea me pareció genial, porque al intercambio inicial de los “nuevos” con los “viejos” (a los que les resta aún un año) se sumaba la experiencia y el intercambio de un grupo más numeroso.
En este primer encuentro estaban Inés, Faca, Darío, Diego y Evangelina. A la semana ines y faca partieron para españa, así que los únicos “recibidos” que permanecen son Dario, Diego y Eva.
Hechas las presentaciones de cada uno y sus proyectos, almorzamos y acordamos las “verdaderas” presentaciones próximas.
El espacio “autónomo”, el del 2007, recién empezando.
Hola!
gracias por la invitación, el único inconveniente es que salgo de viaje y no vuelvo para ese día exactamente, de modo que no voy a poder compartir la presentación.
Trataré de hablar con amigos que comparten el taller para que me presenten aunque yo esté lejos!
Analía


Nos veremos el sábado!
Analía! finalmente voy a poder darte la cinta roja!!!!

saludos a todos

Mónica
Fessel



gracias por la invitación,
nos vemos el 31 entonces
saludos
magalí


Me sumo a lo del sábado 31 y de paso, para no perder tiempo, invito a la presentación de "Sueño de una noche de verano" -compilado meloso para disfrutar en pareja. (la info va en el flyer adjunto)A esta presentación la proyectamos conjuntamente con Evangelina. Si llueve, queda suspendido hasta próximo aviso. Pero no lloverá porque a mí las cruces de sal me salen divinas, así que los esperamos!!! Cariños,::ana::


hola. nos vemos el 31.me gustaria saber, si es que ya esta decidido, en que horario van a ser las proximas reuniones.gracias.besos. natalia.


Graciapor el aviso.
nos veremos el sabado entonces
gabriela


no voy apoder asistir a la presentacion, se me hace imposible.
los conocere a todos el 14, disculpas generales.
besos!
cecilia

Nos vemos el sábado. Patricio


Amigos:

Lamentablemente o felizmente en éste momento estoy en República Dominicana.
No tengo fecha de regreso aún.
Estoy conociendo bastante sobre arte contemporáneo del caribe.
Nos mantendremos en contacto
Gab Gabelich

hola a todos!!!!!!
gracias por la invitación y nos vemos el sábado 31!!!!!!!
saludos
luciana


Nos vemos sábado. Saludos, Hernán


Queridos amigos del taller, les cuento que el sábado 31 no estaré en rosario, pásenlo lindo y saludos para los nuevos los conoceré el 14...besos, luisa


hola chicas y chicos participantes del Taller 2007,
queremos invitarlos al encuentro presentación del taller el sábado 31 de marzo a las 10 hs en El Levante (Richieri 120).
Es una ocasión especial para que cada uno se presente al grupo y cuente brevemente su proyecto para trabajar durante el taller (más o menos 10 minutos cada uno).
Les rogamos ser puntuales para poder presentarnos todos durante la mañana ya que a las 13:30 vamos a almorzar todos juntos con quienes participaron del taller en años anteriores.
Los esperamos, saludos

El Levante

4.8.07

proyecto inicial


En este momento estoy investigando para mi tesis.
Estoy trabajando con arte e imágenes contemporáneas, y todos sabemos en lo complicado que resulta poder caracterizar, definir y teorizar sobre lo que se va reformulando día a día, y más aún con una disciplina que se extiende cada vez más a la vida, como es el arte.
El trabajo cotidiano con la imagen me obliga a incorporar temas y problemáticas todos los días – en este momento incorporé, por ejemplo, la existencia de los fotologs-, pero el eje central, el que me gustaría destacar, es el proceso de formación de imagen (me refiero a obras, o sea, eso que se produce para ser visto).
Considero que estamos rodeados de imágenes, que abundan, que se desparramaron hacia todos los espacios posibles. Y aquí se presenta mi mayor pregunta: cómo se diferencia una imagen artística de otro tipo de imagen.
Pienso mi tesis como experimental, el tema mismo me lo va sugiriendo. No le planteo un fin. La pienso más como un proceso de proyección de obra, que puede realizarse o no.
Dado que tanto como la teoría, la crítica y la historia se centran en las corrientes más “conocidas” o “importantes”, siento que es deber de todos el incorporar, en los mismos procesos de producción de teorías, las distintas variantes de arte “emergente” o de “corrientes paralelas” a la principal.
Mi intención era incorporar, además de las fuentes bibliográficas que vengo utilizando, el proceso real que se genera en los propios artistas.
Para esto, y partiendo del interés que me produce su taller en El Levante, había pensado asistir, en calidad de oyente, a algunos de los encuentros que tienen ustedes periódicamente, y solamente ser testigo, “escuchar” esa gestación, esa explicación, esa proyección de obra.
Veo al arte como algo orgánico, dinámico, que necesita permanentemente la incorporación del tiempo. Muchos teóricos han escrito sobre esto, pero considero fundamental incorporar las palabras y las dudas de los artistas, y poder trabajar realmente desde el hoy.
Pienso esta propuesta como extendida a mi tesis, planteándola como un proceso más de trabajo de producción teórica en el que la elaboración misma de las ideas se vea acompañada de procesos reales de producción artística.
Una forma de elaborar en simultáneo a partir de la adquisición de conocimientos y del compartir el nacimiento y desarrollo de una obra.
La velocidad con la que la información cambia y se distribuye me lleva a pensar esta elaboración in situ, dinámica y “mutante”.