9.9.07

Fernanda Laguna

La segunda invitada del año fue Fernanda Laguna.
Yo pensaba encontrarme con una persona más grande, pero resultó ser que Fernanda es casi una nena.
Antes del encuentro Luján nos había mandado unos textos suyos, bastante coloquiales, aniñados también, con ese toque del “cualquier cosa” que ella posteriormente utilizará para referirse de su obra.
Fernanda creó –junto a dos amigas más- el espacio Belleza y Felicidad en Capital Federal. Este espacio se caracterizó por otorgarle un nuevo “estatuto” a las obras de arte, por modificar, en cierta manera, la forma en que el arte se muestra y circula, por otorgarle una frescura al acartonamiento al que estamos acostumbrados en este circuito bastante convencional.
Ella nos hizo una retrospectiva de su vida –no de su trabajo- comenzando casi por su niñez, sus escuelas, sus experiencias. Vimos fotografías de sus trabajos, vimos algunas ediciones que circulan por el espacio de ByF, todo acompañado de una espontaneidad bastante contagiosa, de la que se desprendía, además, una idea de “precariedad” (pero aquí presentada como valor, como posibilidad, como punto de partida para el hacer).
Por momentos, esta precariedad puede parecer chocante, porque parecería que el camino recorrido fue bastante azaroso, que lo grande del espacio que creó la excedía (esto último
Fernanda lo comentó, casi con tristeza, pero también como una etapa a superar), pero toda la charla es una mezcla de pruebas y errores, de probar porque parece que es por acá, o de una intuición de cómo hacer determinadas cosas, y fundamentalmente, de un deseo increíble de “no creer” que lo que uno hace es tan importante.
Fernanda dijo algo fundamental: “los nuevos medios, las nuevas tecnologías, son la gente y las relaciones que entre ellos se generan”.
Esta frase tan simple contiene la idea exacta del trabajo en el arte:
el taller del levante es casi una fuente de conocimiento inmaterial, donde nos relacionamos y producimos pensamiento a través de las obras individuales.

Después de almorzar, cada uno se presentó y comentó brevemente cuál era su proyecto individual en El Levante. En la sobremesa llegó Mariela Scafati, que es compañera de Fernanda en el espacio ByF y además integra el Taller Popular de Serigrafía (TPS), además de las dos haber trabajado en la creación de la “editorial” Eloísa Cartonera.
Una vez terminado el encuentro, algunos fuimos con Fernanda al bar de la esquina y continuamos charlando. Fernanda perdió su billetera y ahí comenzó una peripecia de llamadas telefónicas, idas y vueltas. hasta que la encontramos, obviamente, en el baúl del auto de Luján.

2 comentarios:

GUAU! espacio de escrituras dijo...

creo que el "cualquier cosa" de FL no es cualquier cosa y el carácter fortuito con que tiñe el recorrido que la llevó a la cración de su obra (considero a ByF como una obra)es en cierta forma una impostura (que no se lea esto peyorativa o injuriosamente). entiendo que FL tiene una capacidad de gestión y una aptitud performática increíble (quizá decir "cualquier cosa" es la mejor manera de desentenderse de una serie de explicaciones acerca de ciertos mecanismos de gestión o de vinculación con los otros -la tecnología de la amistad de la que habló- sobre los que no le interesa profundizar).


FL no es cualquier cosa


saludos

maga dijo...

claro que no hernán, el término "cualquier cosa" no está empleado peyorativamente, sino como ella misma lo utilizaba. prefería utilizar sus propios términos porque son los que mejor la definen. fernanda nos contagió una frescura del "cualquier cosa" que es lo más parecido a una mirada "incontaminada" que todos (o varios) querríamos volver a encontrar.