14.8.07

pamela, hernán

La segunda presentación del año (la primera de mayo), empezó con el trabajo de Pamela Desjardins.
Ella hizo una especie de retrospectiva de su trabajo (todavía cursa en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Tucuman, en el Taller C, que ella se encargó de explicarnos que es el taller más “experimental”, dado que en Tucumán la tradición pictórica es muy fuerte, haciéndose fácilmente reconocible quien frecuenta este taller menos “académico”).

El trabajo de Pamela, entonces, es un trabajo fuertemente marcado por la presencia y el color de los materiales. Ella construye formas orgánicas, jugando, justamente, con la forma, el material, el color, y a su vez con la disposición de las mismas, ya que pueden ser de pequeño formato, acomodadas a modo de instalación, o extenderse por las paredes.


Algunos son elementos inflables, de colores brillantes, y están dispuestos de forma bastante "improvisada", negando casi su condición de objetos, como si no quisiesen serlo...acentuando el ser formas “de” materiales y no pretender ser otra cosa.

Hay un placer buscado y provocado en estos juegos de forma/color, alejándose quizás de la narración y manteniémdose en un puro presente de otorgar un placer visual de recorrerlos.




(la obra de la foto me parece que escapa un poco a la lógica de fabricar pequeños objetos y de jugar con el material. Acá, el material se sale de la forma, es puro material "informe" que se desplaza por otros elementos ya presentes)




Pamela habla y ella parece jugar con sus formas, evocando claramente y casi justificando una recuperación de lo lúdico con su trabajo.
(pero aquí pienso yo, esta recuperación de lo lúdico es muy difícil de transmitir desde la obra: una cosa es el entusiasmo que siente el artista y otra la resultante que después encontramos, creo que es todo un desafío evocar “el juego” desde un lugar adulto y con una cierta consciencia por los mismos límites que lo lúdico acarrea).

Surgen algunas preguntas, varias quizás, que nos llevan a pensar el límite o la resistencia que ofrece el juego estético: cuándo es obra y cuándo no? Quién es el autor aquí, y quién es el espectador, cuando uno trata de pensar una obra “abierta y participativa?.
Creo fuertemente que el trabajo de Pamela tiene un impacto muy diferente aquí que en Tucumán. Allí, su trabajo se planta de frente a esta tradición de pintura académica que ella nos contaba, demostrando cómo una obra adquiere una determinada fuerza en un contexto, y aquí –además de la situación misma de la presentación, donde no vemos reaemente la obra sino su registro- se pierde quizás un poco el sentido mismo y la fuerza inicial de la experimentación.

El segundo en presentar hoy fue Hernán Camoletto.
Hernán es docente de letras, y eso no puede ocultarlo. Es uno de los que más interviene comentando en el taller, me impresiono muchas veces cuando él aclara que no tiene formación en “artes”, ya que sus intervenciones, al menos para mí, no tienen desperdicio. Desde el primer día lo situé en ese lugar tan bien definido por los situacionistas como “amateur professionel”, porque me parece que su mirada un poco “descontaminada” de nuestra formación artística le permite lecturas diferentes y no convencionales, o al menos no tan categorizadas (como las mías, por ejemplo).
Lo primero que vemos de su trabajo es una serie de fotografías de fachadas de diferentes casas, donde Hernán juega con los recortes quitándoles su anclaje. Lo que vemos son techos o alturas, no vemos la base o los cimientos, y esta especie de abstracción que él realiza sobre un elemento cotidiano como ser una vista urbana, nos desestabiliza. Yo me siento diminuta y con mucho vértigo frente a estas fotos, como si no tuviesen sostén, entonces yo tampoco lo tengo ya.
Es muy interesante como desarrolla su presentación, porque este proceso que empieza con las fotografías se traslada directamente a sus dibujos.
Luego vemos una serie de fotos donde él invierte el sentido de los colores (donde habia sombras hay luz, y viceversa), llevando los volúmenes a planos en blanco y negro.
Introduce como único color el azul, explicándonos lo que para los poetas simbolistas franceses representaba (era el infinito?)

Esta serie de dibujos “planos” se transforma nuevamente en serie de volúmenes, acá juegan además las líneas rectas con las curvas. Producen una tensión bastante extraña, ya que uno no sabe si estas formas generadas se contraen o se expanden, otra vez nosotros perdiendo el anclaje inicial.

(ir extrañando la mirada hasta extrañar la línea misma) (anoté yo).

De esa serie anterior de dibujos (que muchos conocimos por fotolog, lástima que Hernán luego lo cerró), deviene otra donde los elementos son cada vez más limpios, más mínimos. Como si los elementos de la serie anterior fuesen “deconstruidos”, en el mismo movimiento los “extraña” y los hace evidentes, como tratando de alcanzar la estructura misma, develando el truco que los formaba en otra forma.

Todo el tiempo pensamos y hablamos del diálogo imposible, o de la verdad de los diálogos. La obra de Hernán se abre en un silencio que busca una palabra, pero esa palabra es indecible. Es incomunicable.
Es, simultáneamente otra vez, decir todo y permanecer en silencio.

(mis notas al pie:
*primero como espaectador extrañado, luego como productor “extrañante”.

*se puede evitar nutrirse de imágenes y una posterior devolución casi como necesidad?

*figura del artista / imagen genera otra imagen )



1 comentario:

GUAU! espacio de escrituras dijo...

parece que para ser alguien que desconfía de la veracidad del discurso hablo bastante
:)

saludos, magalí